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Belén Ameijenda, sin obstáculos en la pista: buscar ser la primera piloto de automovilismo adaptado en Latinoamérica

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Reconocida como una de los diez jóvenes más sobresalientes del AMBA, esta porteña de 25 años quiere seguir superándose y convertirse así en la primera mujer con discapacidad en competir en automovilismo deportivo en Latinoamérica.

El 20 de mayo de 1996 los padres de Belén Ameijenda recibieron noticias difíciles. Su hija, que acababa de nacer, tenía mielomeningocele, un tipo de malformación que afectó las vértebras L4 y L5 de su columna y que resultó en una falta de musculatura en sus piernas. Además, tenía hidrocefalia, es decir, presentaba un aumento anormal de líquido cefalorraquídeo en las partes más profundas del cerebro; está condición amenazaba con dañar el funcionamiento de ese órgano a largo plazo.

Los médicos que la trataron dijeron que debían operarla para drenar el exceso de fluido en su cabeza y que necesitaría utilizar una silla de ruedas de por vida, pero el espíritu de lucha Belén prevaleció. La hidrocefalia cedió y, eventualmente, aprendió a caminar con bastones.

Belu, como la llaman sus amigos y familia, sueña con cumplir un nuevo objetivo en su vida: convertirse en la primera mujer latinoamericana con discapacidad en concursar en el automovilismo deportivo.

Practicaste varios deportes a lo largo de tu vida, ¿cómo se despertó tu interés por el automovilismo deportivo específicamente?

-Me fui dedicando a otros deportes que nada que ver con el automovilismo, obviamente por placer. También de forma competitiva y los disfruté muchísimo, muchísimo, muchísimo. Aprendí un montón. Me eché muchas hermosas experiencias.

Pero, si vamos a hablar de lo que respecta al automovilismo, a los cuatro o cinco años ya estaba mirando diferentes tipos de carreras; TC, Fórmula 1 junto con mi familia y ahí empezó a gustarme el deporte motor. Yo siempre soñé con poder correr en una categoría. No lo veía posible y por eso decidí estudiar periodismo deportivo; para poder acercarme un poco más a lo que es el automovilismo, quizás no desde la parte del piloto, pero sí desde la parte de comunicación. Cuatro años después se me da la posibilidad de estar del otro lado, de ser piloto.

Tras la ceremonia de los premios JCI. Fuente: Belén Ameijenda.

El 2021 fue un año exitoso para la estudiante de psicología, pues fue reconocida como una de los diez jóvenes más sobresalientes en el AMBA (The Outstanding Young Persons) en el marco de los Premios JCI (Cámara Junior Internacional) de Buenos Aires y descubrió que podía subirse y bajarse por su cuenta de autos de competencia. A raíz de ese hallazgo, decidió dejar ser espectadora del automovilismo deportivo, una disciplina que le interesa desde que era pequeña, y se puso manos a la obra para poder participar en la categoría zonal monomarca Fiat y manejar en diferentes autódromos de Buenos Aires.

¿Desde hace cuánto tiempo estás organizando este proyecto para convertirte efectivamente en la primera mujer con discapacidad en competir en automovilismo deportivo en Latinoamérica?

-Es un proyecto que viene desde hace un año y medio, en donde hubo muchos temas administrativos, muchos temas médicos, muchos trámites que hacer previo a poder llegar.

Obviamente que todo ese tramiterío es muy importante, más que nada el médico porque detrás de todos nosotros hay un cuerpo médico especialmente dedicado al automovilismo, que son quienes deciden si nosotros podemos o no podemos competir. Fue un proceso que duró 6 meses y ya desde ahí empezamos a tener todas las habilitaciones. Ya tenemos el auto. Simplemente nos falta lo que es la butaca homologada para poder adaptar el auto a mi condición física y poder manejarlo.

¿Qué necesitás para para finalmente poder debutar, por ejemplo, un sponsor?

-Sí, obviamente que estamos en la búsqueda de sponsors, pero hoy en día tomamos como prioridad el necesitar una butaca, así que por eso estamos con la campaña solidaria que pueden ver en mi Instagram. 

–¿Cuál es el obstáculo más importante que has tenido que superar a lo largo de este proceso?

-Yo creo que no hay obstáculos, sino que hay que ser paciente. Hay que entender que todo tiene su tiempo. A veces uno piensa que las cosas van lentas, pero cuando surgen se da que tenía que suceder así para llegar a un buen puerto. La realidad es que no tuve ningún obstáculo. Al contrario. Siempre lo tuve más o menos llano el camino.

Campaña solidaria para recaudar los $170.000 que necesita para comprar la última pieza de su auto: Una silla homologada. Fuente: Belén Ameijenda.

Una vez que ya tengas la butaca, ¿cuál es la expectativa que tienes para cuando, por fin, estés en la pista?

-Aprender, ganar experiencia y, sobre todo, disfrutar. Yo creo que cuando uno hace algo que le gusta también tiene que disfrutarlo, más allá de tomárselo en serio. Nosotros somos deportistas, pero el deporte que hacemos lo disfrutamos también. Nos superamos a nosotros mismos. Creo que ahí está el punto, ¿no? De superarse a uno mismo. El juego es ese. No mirar tanto en el otro, sino un poco más en nosotros.

Y, obviamente, no solo cumplir mi objetivo, sino también poder seguir difundiendo todo lo que tiene que ver con el deporte adaptado en sus múltiples disciplinas, seguir difundiendo la discapacidad y seguir, sobre todo, también acompañando a las personas que padecen algún… No “padecen”, no me gusta decir… Pero, que tienen algún tipo de discapacidad.

Mencionaste el tema de los deportes adaptados, ¿cómo ves la situación aquí en Argentina?

En cuanto a lo deportivo, lo veo muy bien. En cuanto al tema de difusión, lo veo muy mal. La realidad es que, si bien vamos mejorando y vamos hacia la difusión, queda todavía muchísimo por hacer.

Falta muchísimo compromiso de los medios de comunicación para poder seguir difundiendo estos temas. Mismo la discapacidad. Es algo que no se ve hoy en día en los medios de comunicación.

Creo que nosotros tenemos un trabajo también como deportistas de poder difundir, no solo nuestro deporte, sino también el deporte adaptado en general para que más personas con discapacidad puedan conocer el gran abanico de oportunidades que tiene el deporte y, si quieren, poder empezar a hacerlo de forma recreativa o de forma competitiva como lo hacemos nosotros.

Al contar tu historia siempre mencionás que el ver a Juan María Nimo en el autódromo Mouras de La Plata te motivó para luchar por un lugar en el automovilismo deportivo. Además de él, ¿a qué otro piloto, argentino o de otro país, admiras y por qué?

-La verdad que Juan fue mi motivador para poder lograr todo esto y hoy en día con él tengo una gran relación. Me ayuda en muchas cosas también para adentrarme un poco en lo que es el deporte motor desde el lado del piloto.

Pero también tengo otros referentes, por ejemplo, Ianina Zanazzi. Es una gran mujer, es una gran persona. Hablo con ella muy, muy seguido y es una gran referente para mí, no solo desde el lado de la mujer, sino también en la forma de manejarse. También tengo muy buena relación con Facu Ardusso con quien también hablo muy seguido, lo voy a ver el autódromo, compartimos box. La realidad es que todo lo que aprendo de él, cada cosa que me puede decir la tomo.

Junto a Facundo Arduzzo, uno de sus referentes en el automovilismo. Fuente: Belén Ameijenda.

Ya que tocaste el tema de la mujer, ¿qué opinión tenés sobre el papel de la mujer en este tipo de deportes que, en líneas generales, son dominados por los hombres?

-En esto tengo que hablar por mí, no puedo hablar del resto, pero la realidad es que no me puedo quejar. Tuve una gran recibida de parte de todos. Todos se alegraron cuando se enteraron de lo mío, cuando se enteraron también que el deporte le sigue abriendo las puertas a la mujer y ahora también a la discapacidad.

Belén constantemente se ha superado a sí misma y ha escrito su historia con el paso del tiempo. A los seis años participó en clases de natación en el Club Atlético de River Plate y a los 17 descubrió la equinoterapia (terapia con caballos) en el Hipódromo de Buenos Aires, aunque lo tuvo que dejar a los 20 para poder dedicarle tiempo a la carrera de periodismo deportivo.

Tenés una actitud muy positiva ante todo lo que te propones, pero ¿qué hacés en esos días en los que no te sentís tan motivada?

-La realidad es que siempre digo lo mismo; en esos días está la familia, están nuestros psicólogos deportivos también. Nosotros somos personas, o sea, tenemos nuestros altibajos, tenemos nuestros días que no queremos hacer nada, que no vemos nada lindo y es normal, está bien.

No hay que privarse de eso tampoco, así que, en esos días, como te dije recién, están todos ellos a quienes nos aferramos y nos hacen abrir un poco la cabeza, motivarnos para para poder seguir y tratar de alentarnos para cambiar ese chip por ahí que a veces nos toca tener.

¿Tenés ganas de participar en los Juegos Paralímpicos de París del 2024?

-Tengo ganas de empezar ya este año a prepararme de forma profesional para ver si puedo llegar en lo que es tiro con arco y porque es un deporte que descubrí el año pasado y la realidad es que me encantó. Yo siempre digo: “Sueño con un paralímpico”. Así que, como en el automovilismo la realidad es que no tengo la posibilidad de competir en un paralímpico porque no hay. Bueno, trataré de buscarlo con el tiro con arco.

Y, además de los de los Paralímpicos, ¿qué otra cosa quieres lograr con el deporte en general y con el automovilismo en el futuro?

-Que llegue a tener la misma difusión un deporte adaptado que un deporte convencional. Creo que eso sería un gran sueño porque no somos menos por tener una discapacidad. Creo que debería mostrarse igual y difundirse de la misma manera que se difunde cualquier tipo de deporte. Y, obviamente, creo que seguiré acompañando a la gente, seguir motivando. Me parece algo que es super bueno para el día de mañana y ya empezar ahora porque la gente también necesita de unas palabras alentadoras, ahora y no a futuro.

¿Tres palabras para definir tu relación con el deporte?

-Pasión, dedicación y confianza… Confianza en mí misma.

Créditos de la foto de tapa: Belén Ameijenda.

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