En el contexto de la pandemia por el coronavirus, los tapabocas de diseñador se posicionaron como una nueva tendencia de la moda en el mundo.
Los barbijos sanitarios que formaban parte exclusivamente del mundo de la medicina, pasaron a ser un ícono en el mundo de la moda. Este objeto de uso obligatorio en este contexto de pandemia, mantiene su función de protegernos, pero a su vez las marcas le sumaron el plus del diseño.
En Argentina, marcas reconocidas como Naima, Paula Cahen Danvers, Kosiuko y microemprendedores sumaron a sus colecciones barbijos de diseñador para brindarles una prenda que los va a acompañar en esta situación actual. Los precios de estos rondan entre los 200$ y 750$.
Ese no sería el caso de las marcas internacionales como Gucci, Louis Vuitton, Fendi. Los precios de los barbijos de estas colecciones de lujo y exclusivas están agotadas y los precios rondan entre los 85 euros y 200 dólares.
¿Por qué una persona compraría un barbijo de diseñador costoso cuando puede adquirir uno por menor costo?
Bárbara Guerschman, antropóloga, especialista en moda y consumo, explicó que el consumo debido a la pandemia, no es el mismo de antes. Por lo tanto, las marcas de indumentaria por una cuestión económica afrontan el desafío de tomar un elemento como un barbijo sanitario que no pertenecía a su rubro y transformarlo.
“Los barbijos sanitarios pertenecían al contexto de la salud, se produjeron de manera masiva por el coronavirus y se trasladaron al mundo de la moda. Esto es lo que ocurre muchas veces con este rubro, un elemento que pertenecía a un grupo, se traslada a la pasarela”, explicó Guerschman.
Según Guerschman, en este tema forma parte el concepto “fetichismo de la moda”. Una prenda con la firma de Gucci o Louis Viutton, tiene un valor diferente al de otros creadores. “Con el barbijo opera la lógica de la moda. Ostentar con un barbijo Gucci me da estatus, me diferencia de un objeto sanitario”, expresó la socióloga.
“El hecho de que estemos todos encerrados, nos hace que añoremos como seres sociales, lo que llamamos la vestimenta social. Recreamos en cierta forma una vestimenta social para presentarnos, por ejemplo, cuando las personas tienen una reunión de Zoom quizás están descalzas, pero se visten para la reunión. Incluso en su hogar se visten socialmente. En teoría, el barbijo debería ser un elemento sanitario al alcance de todos, pero seguimos recreando la moda, mostrándonos para otros, sacándose una selfie para redes sociales o preparándonos para una reunión”, desarrolló la socióloga.
Ornella Spatazza, diseñadora y dueña de Oculto Bs As, expresó que al estar encerrados, las personas eligen verse mejor, combinar sus barbijos con su vestimenta y no con el barbijo tradicional. Con respecto a los costos de producción, Spatazza mencionó que en este contexto se dificulta conseguir insumos, elásticos, y las telas tienen un costo elevado. Para abaratar los costos, Oculto realizó barbijos con menos tela y otros elásticos. “Hay una desesperación en el plano de la economía que llevó a que se armen cuentas en Instagram exclusivas de venta de barbijos”, relató la diseñadora.
En este contexto de pandemia , por una cuestión económica las marcas tomaron el barbijo sanitario para volverlo una prenda más y necesaria en nuestra vestimenta. Con esta prenda sin importar el encierro, nos sentimos presentables socialmente, por eso la incluimos a nuestra vestimenta cotidiana.