Con tecnologías más avanzadas, mejor relación precio-calidad y una oferta cada vez más variada, las marcas asiáticas amplían su presencia en el país. Periodistas y empresarios destacan el salto tecnológico de la última década, aunque persisten dudas sobre la posventa y el valor de reventa.
La llegada de automóviles chinos al mercado argentino se da en un contexto de fuerte dinamismo en la industria. Según la Cámara de Comercio Automotor (CCA), el primer semestre de 2025 cerró con 918.404 unidades usadas vendidas, un récord histórico desde 1995, con un crecimiento interanual del 24,2 %. El 2024 también había marcado un hito con más de 1,7 millones de transferencias, lo que refleja un escenario propicio para la incorporación de nuevas marcas y modelos. Así, los autos chinos se consolidan como una opción atractiva al combinar precios competitivos con un nivel tecnológico y de calidad comparable al de las marcas tradicionales.
Iván Mazzorco, periodista de La Nación especializado en movilidad, explicó que hubo un cambió radical en la última década con respecto a la calidad de los autos lanzados al mercado.
“Hoy no solo tienen una calidad que le gana a cualquier automotriz con años de trayectoria, sino que vienen con precios mucho más accesibles”, señaló el experto.
Para Mazzorco, no hay diferencias sustanciales en la experiencia de manejo: “La calidad es buenísima, no hay diferencia con otro modelo. La verdad que han crecido muchísimo”. Además, destacó que China posee una autosuficiencia productiva en autopartes, microcomponentes y baterías, lo que refuerza la solidez de su industria.

El precio y el equipamiento son los grandes atractivos. “Parecen un auto tope de gama y no tienen el precio de un auto de tope de gama, tienen el precio de un auto de media gama”, remarcó el editor de Movilidad de La Nación. En la misma línea, Rafael Ballón Espinoza, referente de Famly Argentina —importadora de Jetour y Kaiyi—, detalló que los modelos que comercializan ofrecen Sistemas Avanzados de Asistencia al conductor (ADAS), seguridad, pantallas de gran tamaño y buena conectividad, diferenciándose por la calidad de materiales y la motorización.
“También se debe tomar en cuenta la relación precio/calidad, en donde siempre se destaca”, afirmó.
La percepción del consumidor argentino también muestra un cambio progresivo. Ballón Espinoza compartió que en 2021 un 70 % de los usuarios eran detractores de los autos chinos, frente a apenas un 5 % de defensores. En 2025, esa brecha se redujo significativamente: 50 % detractores y 40 % defensores, con un 10 % neutral.
A su criterio, los principales prejuicios siguen siendo los repuestos y el desconocimiento, aunque aclara que las marcas trabajan en comunicación para revertir esa imagen. A su vez, Mazzorco consideró que el desafío de fondo está en la posventa, las reparaciones y el valor de reventa a largo plazo: “La clave en realidad con la marca nueva es todo lo posterior”.
La llegada de estas marcas también plantea un desafío para las automotrices tradicionales. “Si viene un competidor con un auto más equipado y más barato, te obliga a vos a hacer la mejor tarta posible para poder competirle y ganarle. Entonces, obviamente la competencia siempre alimenta la mejora”, aseguró Mazzorco, aunque advirtió que las empresas instaladas hace décadas reclaman igualdad de condiciones impositivas. Para Ballón Espinoza, la evolución será similar a lo que ocurrió con Corea y Japón: “Lo que antes pasó con los coreanos, y con los japoneses, pasará con los chinos.”

El futuro de los autos chinos en Argentina
Debido a la falta de infraestructura de carga fuera del AMBA, Mazzorco se mostró escéptico ante la posibilidad de penetración de autos eléctricos puros en Argentina. Sin embargo, valoró el potencial de los híbridos por su bajo consumo.
A nivel global, las automotrices chinas ya buscan liderar la movilidad sustentable. En una entrevista con La Nación, Stella Li, presidenta global de BYD, aseguró que Argentina “tiene un gran potencial para la movilidad sustentable” y adelantó que la compañía evalúa ampliar su presencia regional con nuevos modelos eléctricos.
El desembarco de la firma, uno de los gigantes chinos de mayor crecimiento en el mundo, confirma la tendencia: la estrategia no se limita a competir por precio, sino también a posicionarse como referentes en innovación tecnológica.
Para Mazzorco, el beneficio final es evidente: “Cuanto más oferta, variedad y diversidad haya en el mercado, mejor para todos. Ayuda a que se renueve el parque automotor y que tengamos autos más modernos y más seguros”.
En definitiva, la irrupción de los autos chinos en Argentina ya no es una promesa, sino una realidad que desafía a la competencia y amplía las posibilidades del consumidor, obligando a todo el sector a elevar sus estándares.