Ante la crisis económica, muchos argentinos recurren a realizar “horas extras” y trabajar en aplicaciones como Uber, Rappi y Pedidos Ya para poder llegar a fin de mes.
Según el Indec, 32% de la población argentina se encuentran bajo la línea de pobreza en el segundo semestre de 2018. Sin dejar de lado que se registraron 191.000 despidos en el último año.
Antes este escenario, con un 50% más de inflación en comparación con el año anterior y una la canasta básica total que subió 4,3% en marzo de 2019, según el Indec, muchas personas se vieron obligados a sumar un empleo extra a sus vidas para poder llegar a fin de mes.
La plataforma Uber, servicio que en la actualidad cuenta con más de 80.000 socios conductores que se mueven por la ciudad transportando pasajeros, se convirtió en la aplicación must have de varios ciudadanos por más de que sea ilegal.
Este servicio no solo benefició a los pasajeros. Muchos argentinos, han encontrado en la plataforma la salvación perfecta para poder obtener un salario adicional.
Diego Gabriel, es uno de ellos. Estudió operación técnica de radio y televisión en el ISER e Ingeniero en imagen y sonido en la EMBA. Actualmente ejerce como operador técnico de radio y televisión en Crónica.
Desde las 6 de la mañana hasta las 12, trabaja operando la consola en el programa de Santo Biasatti hasta el programa de Horacio Embón y los fines de semana en la radio de Madres de Plaza de Mayo. Pero después de su trabajoformal , desde las 13 hasta las 17, el operador pasa sus tardes como conductor de Uber.
“Uber es un complemento a la falta de paritarias que tuvimos nosotros hasta ahora como trabajadores. De hecho no las tenemos. Todavía tenemos sueldos del 2016”, contó Gabriel.
Desde Uber informaron que incorporan entre 300 y 400 choferes por día, lo que equivale a 55 mil en el último trimestre de 2018. Además de suman unos 7 mil clientes online.
Diego, tiene 42 años, está casado, su mujer es docente y licenciada en Letras y tienen un hijo de 13 años. Pero aunque sus formaciones no alcancen para poder vivir, explica que la plataforma le es muy cómoda para trabajar.
“No me molesta Uber porque charlo, la paso bien dentro de todo, no tengo la obligación ni la necesidad. Quizás si me dedicara de esto no estaría tan contento porque no es lo que estudié, no es lo que yo decidí hacer de mi vida. Pero hoy en día me está salvando”, dice el conductor.
Diego cuenta que vive en el barrio pore{o de Saavedra y paga casi 18.000 pesos de impuestos solamente de la casa.
“Con este sueldo pude volver a tener, no un colchón de plata porque no lo tengo, pero si los ahorros que tenía y me gasté el tiempo que me quedé sin trabajo en C5N. Si mi nene caía internado no había forma de pagar un medicamento. Hoy en día puedo hacerlo¨, comentó
Las plataformas de comida como Rappi y Glovo también aparecen en el candelero como otra alternativa para sumar un plus al salario habitual.
En Argentina, Glovo cuenta con 1,5 millones de descargas, 700 comercios adheridos y cerca de 10 mil “glovers” registrados. Mientras que Rappi, la empresa que facturó u$s10 millones en el 2018 y que planeaba duplicar ese monto este año , cuenta con más de 200 empleados.
Pero si bien en estas plataformas de comida los repartidores aparecen como “empleados encubiertos”, ya que no tienen contrato, ni convenio laboral. En abril de este año, la Justicia porteña falló en contra de Rappi, PedidosYa y Glovo y le ordenó al Gobierno porteño que prohíba la actividad.
Gastón (que prefirió no dar su apellido para la nota) tiene una hija de 7 meses, trabaja hace un año en Glovo y, aunque es programador por la tarde en IBM, su sueldo no es suficiente.
Así, Gabriel se vio obligado a tener que vestir la conservadora amarilla por las mañanas y las noches. “Estuve mucho tiempo con el mismo sueldo, no me aumentaban y empezaron a aumentar mucho las cosas como la comida y el alquiler, así que me metí acá”, contó.
Al “glover”, que trabaja sólo con su bicicleta, le transfieren por quincena a su cuenta bancaria a medida que va ganando dinero, lo que le permite pagar sus impuestos a tiempo.
“Yo tengo casco, tengo luces, tengo todo pero hay muchos ciclistas que no lo tienen. Pero bueno yo tengo que seguir trabajando porque si no trabajo no como. Pase varios puestos policiales y todavía no me paró ninguno¨, afirmó.
Rappi también forma parte de las posibilidades de trabajo 2.0 su futuro este en medio de una gran incógnita, le brinda esperanza a muchos trabajadores como Aldo Hegui que es repositor del supermercado Coto a la mañana y por la tarde se convierte en ¨Rappitendero¨.
¨La ganancia no es gran cosa pero por lo menos me da algo mas de plata. Yo vivo solo y pagar el alquiler esta cada vez mas difícil. Aparte la bicicleta ya la tenía, no me costaba nada y de paso me da un poco de changuí¨, dice el repositor.