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Adopción: Solo un 7,5% quieren niños mayores de 7 años

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Hoy en día la barrera entre niños y adolescentes en situación de adoptabilidad y la posibilidad de pertenecer a una familia es su edad y el hecho de que la mayoría de los postulantes buscan niños menores.

Según estadísticas de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, en Argentina hay un total de 9.000 niños en situación de adoptabilidad de los cuáles el 75% tienen más de 8 años de edad. “Al ver cómo otros son ahijados y ellos no, se frustran y se preguntan por qué no los eligen”, explicó Laura Chicharro, psicóloga del juzgado de menores de Tigre.

En 2024 se registraron 1362 familias aspirantes a adopción. Sólo el 7,5% se postularon para niños mayores a 7 años y un 43% para grupos de hermanos. Las limitaciones de las postulaciones llevan a que la mayoría de los chicos sean excluidos del 92,5% de las personas que buscan adoptar. “En muchas situaciones, los mayores de un grupo de hermanos se culpan pensando que por su edad sus hermanos no van a tener una familia y se ofrecen a correrse para que sus hermanos puedan ser adoptados”, expresó Laura Chicharro.

En los últimos 3 años las postulaciones para niños mayores a los 10 años de edad no superan el 7%, mientras que las solicitudes para niños menores a 2 años rondan el 80%. “La búsqueda de niños menores tiene dos objetivos muy claros, en primer lugar pretender atravesar todas las etapas de la crianza del niño desde la infancia y en segundo lugar adoptar un bebé permite incorporar una historia de vida del niño mucho más acotada que la de niños más grandes”, explicó el Dr. Lucas Cayetano Aon, juez civil retirado.

Mia Berdi es una joven de 19 años que ingresó a un hogar porque su madre fue diagnosticada con una enfermedad psicológica. A sus 11 años, Mia fue adoptada por su familia actual y, desde entonces, formó un vínculo especial con sus padres adoptivo.

“Un niño sigue siendo un niño, siete, tres o doce años, te va a agradecer toda la vida por darle una oportunidad de vida mejor. Porque tal vez antes no tenía a nadie, pero con la adopción eso puede cambiar, tal cómo me pasó a mi. Al principio puede ser complicado, pero hay que seguir intentando porque poco a poco te vas conectando y se forma una relación de aceptación y admiración mutua que es muy fuerte”, contó Mia.

Diferencias en los tiempos

La discordancia entre la cantidad de postulantes para niños pequeños y la cantidad de niños mayores que esperan una familia genera complicaciones y diferencias en el proceso adoptivo. “Los tiempos de la segunda instancia del proceso de adopción, que consiste en la aprobación administrativa de los postulantes, no son los mismos para alguien que busca un bebé, que puede tardar años, que para quienes buscan un grupo de hermanos o chicos mayores a siete años, que puede tardar solamente algunos meses. Es por esto que muchas familias que esperan niños pequeños suelen abandonar el proceso”, afirmó Alejandro Molina, abogado de familia y presidente del Consejo Nacional del Menor en 1998.

Hace unos meses, Juan Ignacio adoptó dos adolescentes de 13 y 16 años y forma parte de la red de padres de “Adopten Niñez Grandes”, que se dedica a brindar ayuda y contar experiencias a personas que consideran la opción de adoptar. “Escuché muchos prejuicios de que los adolescentes ya vienen formados y que no los podés cambiar, pero la gente no entiende que, en mayor o menor medida, hay un dolor o una dificultad en los niños, pero es nuestra labor entender ese dolor. Es verdad que hay momentos difíciles y es necesario prepararse para ello, pero también hay que aprender a disfrutar de los pequeños logros a lo largo del camino que recorremos juntos”, expresó Juan Ignacio.

Los prejuicios hacia los niños grandes perjudican a los chicos que esperan una familia y alejan a los postulantes que se plantean la opción de adoptar. “Todo lo que es prejuicio es sinónimo de ignorancia. Muchas familias que desconocen lo que significa la adopción piensan sólo en el deseo del adulto, desde ahí se generan algunos mitos cómo el creer que los niños grandes no se van a adaptar a nuestra familia, cuando la realidad es que no se deben adaptar necesariamente a nosotros, sino que juntos construimos una familia”, argumentó Sofía, quién adoptó un niño de 15 años en 2021.

Las adopciones ilegales y las redes de trata: otra amenaza para el sistema argentino

Más allá de las dificultades propias del sistema de adopción legal, en Argentina también existe una problemática silenciosa y preocupante: las adopciones ilegales y las redes de trata. La hermana Martha Pelloni, coordinadora de la Red Infancia Robada, advirtió en diálogo con La Nación que “del caso de Loan Peña al menos tenemos que sacar una cosa positiva: ver todo lo que se hizo mal y de una vez por todas corregir lo que haya que corregir para que no vuelva a ocurrir”. Para Pelloni, estos casos no son hechos aislados, sino que están atravesados por “mucho dinero de por medio” y un entramado de “encubrimiento total de aduanas, de la policía, de la justicia, de la política”. El sostiene que, mientras no se erradique la corrupción estructural y los negocios ilegales que giran en torno a la explotación de niños, “vamos a tener todos estos problemas tan gigantes que nos ocurren todos los días”.

Como funciona el sistema de adopción

En la Ciudad de Buenos Aires, el proceso de adopción formal comienza con los Encuentros Informativos Obligatorios (EIO), instancias previas esenciales para conocer los aspectos legales, sociales y psicológicos del proceso. Estos encuentros constan de tres jornadas —dos virtuales y una presencial— cuya asistencia es requisito indispensable para avanzar en la inscripción al Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA). Los certificados obtenidos tienen una validez de dos años.

Una vez completados, la inscripción se realiza a través de la plataforma Trámites a Distancia (TAD), donde se cargan los formularios de información personal, declaración de salud y documentación requerida. Finalmente, comienza el proceso de evaluación, que incluye al menos una entrevista en la sede del Registro y una visita domiciliaria al grupo conviviente.

Al llenar el formulario los postulantes eligen entre ciertas características dentro de las cuáles se encuentra la categoría de edad, grupos de hermanos y discapacidades. Las familias eligen entre las opciones de acuerdo a lo que quieren y pensando en cuáles son sus deseos o ilusiones. Es así cómo en 2024 se registraron datos que indican que el 83% de los aspirantes en Argentina buscan adoptar sólo 1 niño y que el 88% no está dispuesto a ahijar un niño con discapacidades.

“Se tiene que trabajar en un cambio cultural en cuanto a lo que significa formar una familia y que eso no solo se logra con un bebé. El mayor desafío pasa por lograr un cambio en el paradigma que ponga en el centro el bienestar, los derechos y las necesidades de los niños ya que, lo más importante del proceso de adopción es garantizarles el derecho a una familia”, expresó Guadalupe Tagliaferri, ex ministra de Desarrollo Humano de la Ciudad de Buenos Aires.

Aunque los niños no llenan un formulario, ellos hablan, piden y también imaginan una familia “ideal”. Pero para ellos no es tan fácil conseguirla, ya que la mayoría de las veces no “encajan” en los deseos de los postulantes. “A partir de los 3 años los niños comienzan a concurrir a un espacio terapéutico semanal dónde hacen un recorrido de su vida, de su situación actual, de sus singularidades, sus deseos, sus temores, qué es lo que buscan y qué es lo que idealizan como familia”, explicó Martina Cajide, administradora de AINELEN, hogar de tránsito.

Las complicaciones de adoptar “niños grandes”

A pesar de que muchos mitos sobre la adopción de niños grandes pueden ser falsos, no se puede ocultar el hecho de que el proceso tiene sus complicaciones. “Es inevitable que cuánto mayor sea el niño, mayor será la historia de vida que lleva con él, no se trata sólo de incorporar una persona a una familia, sino también la historia que trae y que en ocasiones está atravesada por múltiples y graves problemas”, reflexionó el Juez Aon.

La psicóloga Chicharro explicó que muchas veces las vinculaciones con niños más grandes son más complejas ya que tanto los adultos como los niños tienen que desarmar estructuras y reconstruirlas como haría una madre o padre primerizo con un bebé, brindándose al cien por ciento a ese vínculo con dependencia total, entregados a la transformación de volverse una familia.

Por más de que las dificultades o complicaciones son siempre lo más evidente y lo que más llama la atención, adoptar niños grandes tiene sus beneficios y la gente no suele hablar de ellos. “Con los chicos más grandes vos construís el proyecto con ellos mismos y tenés su aceptación, tenés su palabra, su participación, su protagonismo, cuando eso se da hay un deseo mutuo de construir una historia de familia juntos”, concluyó Martina Cajide.

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