En el marco de la 45° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la licenciada en Nutrición Romina Pereiro habló con Punto Convergente en la firma de su libro “¡A comer! sano, fácil y rico”.
Según la Organización Mundial de Salud (OMS), 381 millones de niños, niñas y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad en 2016. En el caso de Argentina, el informe de Unicef “Obesidad: una cuestión de derechos de niños, niñas y adolescentes” publicado en abril reflejó que el país ocupa el segundo puesto regional en obesidad en menores de 5 años: se estima que casi 1 de cada 3 niños y niñas en edad escolar tiene sobrepeso u obesidad.
Ante esta problemática, la licenciada en Nutrición Romina Pereiro presentó su libro “¡A comer! sano, fácil y rico” en la Feria del Libro y compartió información sobre por qué la obesidad pone en riesgo a los niños. Allí, destacó la importancia de recuperar hábitos saludables y mostró una guía con propuestas sencillas y concretas para que los padres puedan proporcionarles a sus hijos variedad de opciones más nutritivas.
Pocos minutos antes de las siete de la tarde, un grupo de madres -algunas junto a sus niños- comenzaron a acercarse al pabellón amarillo, exactamente en el stand de ediciones Lea en la espera de obtener su ejemplar firmado por la Pereiro. Mientras tanto, la autora esperaba a todos sus lectores con una estación saludable en la que había gran variedad de frutas, en donde tanto madres como hijos elegían la que más le gustaba.
En el lugar, la autora dialogó con Punto Convergente sobre su libro y brindó consejos para lograr una alimentación más saludable en los pequeños.
¿Creés que hoy en día la mayor parte de la población no tiene el hábito de consumir alimentos de manera saludable?
La Encuesta de Nutrición y Salud (ENNyS) que se hace a nivel nacional mostró que los argentinos no tenemos hábitos saludables. Si bien empezó a desatarse como cierta consciencia sobre esto, estamos lejos de consumir las cinco frutas por día que recomienda la OMS. Además los chicos empezaron a dejar de desayunar, comenzaron a reemplazar los lácteos por bebidas azucaradas.
Hay un montón de hábitos para ir trabajando y modificando a medida que se va tomando consciencia de esto pero lleva tiempo.
¿La obesidad es una enfermedad que le toca a vivir a todos por igual o existe mayor tendencia en personas de bajos recursos?
La obesidad es una enfermedad que nos atraviesa a todos. El 65% de la población tiene problemas con su peso tanto sobre peso como obesidad. Lo que varía entre ambas es la cantidad de peso de más que se tiene, dependiendo del Índice de Masa Corporal. Los índices crecen cada vez más y se demostró que tanto la gente de bajos recursos como la clase media y alta están empezando a sufrir obesidad. Por eso es una epidemia, hay mucha cantidad de casos en el mismo lugar.
¿Cuáles son los alimentos que más afectan a los chicos?
Podemos decir que los alimentos industrializados son los que más ayudan a que se aumente de peso. Son los que ya vienen listos para comer. Cuando vos preparas algo en casa sabes que ingredientes estas utilizando, vos decidís que ponerle y que no. En cambio la industria va ser todo para que vos quieras comer en mucha cantidad.
¿Cómo afecta la alimentación en el desarrollo intelectual de un niño?
La alimentación es fundamental. Lo llamamos los “mil días críticos” que incluyen desde el embarazo, o sea, como llega esa mamá al embarazo, el transcurso de todo el embarazo hasta los dos años de un niño.
La forma en que se alimenta va a determinar su potencial genético. Si está bien alimentado va a poder expresar su potencial genético. Lo que no sucede dentro de esos mil días, ya no va a poder recuperarse después.
En el supuesto caso que la madre sea obesa hay mayor predisposición a que el niño también lo sea. Y los niños que son obesos tienen muchas chances de seguir siéndolo en la adultez ya que la obesidad es una enfermedad crónica.
¿Quién es más responsable de la obesidad, la cantidad o la calidad de alimentos?
Las dos cosas porque la obesidad es multifactorial, ya que tiene que ver con lo que comemos y en qué cantidad lo hacemos. Y así también influye mucho que actividad realizamos, como son nuestros hábitos. No se le puede echar solo la culpa a la cantidad de lo que consumimos. También es muy importante el orden, que haya una cierta rutina.
¿Y entre la genética de cada persona o la conducta que se toma en la alimentación?
Si dudas la conducta. La carga genética tiene un impacto menor, si bien es importante tiene una incidencia menor en lo que llamamos el “medioambiente obesog´énico” que es: cómo come esa persona, cuánto se mueve, cómo son sus hábitos. Todo eso influye mucho más.
Teniendo en cuenta que se confunde que un niño sea obeso por el consumo excesivo de alimentos, ¿se pueden fusionar la obesidad con la mal nutrición?
Sí, totalmente. Un niño obeso puede estar mal nutrido. La mal nutrición es el resultado de una dieta desequilibrada que no contiene ni la cantidad ni la calidad adecuada de nutrientes. Se asocia al déficit de algunos nutrientes, es por esto que un niño puede ser que este obeso y que le falten vitaminas, minerales, entre otros. Para cubrir el requerimiento necesitamos de todos los grupos de alimentos en proporciones adecuadas. Cuando hay exceso de alimentación también puede haber mal nutrición, de hecho mucho de los chicos que son obesos están mal nutridos.
¿Quiénes son los primeros “maestros” de una alimentación saludable?
Durante los primeros años de vida, los patrones alimentarios familiares ejercen una influencia decisiva en los hábitos del niño. Es decisiva porque los efectos de esta influencia se extienden en el tiempo. Según sean saludables o no, van a influir positiva o negativamente en la calidad nutricional de los niños y, en consecuencia, en su salud a corto, mediano y largo plazo. Es necesario tener presente que la infancia es la primera etapa del desarrollo físico, psíquico y social de la persona y que por lo tanto resulta crucial la atención y el cuidado que le brindemos para favorecerlas en su futuro. Lo más importante es la prevención, es el arma con mayor potencial para evitar enfermedades no transmisibles como la obesidad.
¿Cómo pueden controlar las madres el picoteo que realizan los niños sin planificación?
Justamente tratado de planificarlo, pensar en cómo va ser la rutina, ordenar a los chicos los ayuda mucho en todo sentido. Que hagan las cuatro comidas de manera correcta ya que si saltean comidas en definitiva van a tener más hambre después. O si llegan sin desayunar al colegio, en el recreo empiezan a picotear. A veces sirve reforzarles alguna comida principal.
También es bueno incorporar pequeñas colaciones durante el día, qu nos ayuda a llegar con menos hambre a las comidas principales. Es frecuente que los niños prefieran golosinas, galletitas, alfajores para comer en el recreo; pero es importante también que trabajemos sobre la calidad de los alimentos en este ámbito para mejorar y formar buenos hábitos.
Hay que negociar no prohibir. De vez en cuando no le va ser mal comer un chocolate. Lo que importa es que esto no suceda todos los días y que esté dispuesto a probar otros alimentos y sabores.
Frente al sedentarismo, ¿cuál podría ser una solución para que los niños hagan actividad física?
Me parece que es importante como los padres regulamos la cantidad de horas que el niño pasa en la pantalla. Es inevitable que estén conectados, pero si regularlo para que jueguen más. Incentivar el juego, dedicarles un rato del día a jugar con ellos, a dar un paseo. Cuando hablamos de alejarlos del sedentarismo no implica meterlos en un gimnasio o que hagan algún deporte, significa que desconecten, que corran, salten, lo que es natural en el chico. Ellos tienen tendencia natural a ser inquietos.
¿Considerás que para que los niños se alimenten de forma saludable, los padres deben ofrecérseles constantemente variedad de comidas?
Sí pero sin presionar. Si no les gusta un alimento de una manera, intentar de otra o insistir pero sin presionar. Los padres pueden contribuir a crear y mantener un estilo de vida sano. Generalmente, los niños seleccionan alimentos que se sirven con más frecuencia, fácilmente disponibles y listos para comer porque sus padres les transmiten esos hábitos.
Los chicos son capaces de elegir una dieta sana, si les damos opciones sanas para que elijan. Si les ofrecemos una fruta, fideos y lentejas, y dejas que elija qué y cuánto quiere comer, con el tiempo elegirá una dieta equilibrada. La responsabilidad de los padres es ofrecerle variedad de alimentos saludables. La responsabilidad de elegir entre variedad y decidir qué y cuánto van a comer es de los niños.
¿Cómo crees que influyen los mensajes del entorno en la alimentación de los niños?
¡Mucho! Los pequeños no cuentan con la capacidad de diferenciar entre publicidad y dibujos animados. Los vuelve ampliamente receptivos y vulnerables a mensajes que los conducirán a elecciones poco saludables o a insistir a sus padres para que le compren determinados productos. En consecuencia, la infancia está expuesta a un bombardeo permanente que le explica que lo rico y lo divertido son las gaseosas, los snacks, las golosinas o las alimentos indulgentes.
Tu libro fue declaro de interés en la cámara de Diputados. ¿Es un primer paso para lograr que se tome consciencia de la problemática
a nivel nacional ?
Ojala, no sé si va a influir pero es un buen paso. Digamos que se le empiece a prestar atención, a que pueda haber una campaña de prevención. Demostrar que está bueno educar y concientizar.