1.Las capitales. La ciudad de Buenos Aires es enorme y muy poblada. Eso implica subtes llenísimos, tráfico a cualquier hora del día y de la noche, y un ruido imponente para alguien que no está acostumbrado a la vida porteña. Si bien la ciudad de Bruselas es mucho más chica (1.200.000 habitantes contra los casi 8.000.000 que circulan diariamente por Buenos Aires), algunos aspectos como el tráfico (Bruselas es la octava ciudad con más circulación de Europa) son parecidos.
2. Los horarios. En Buenos Aires nunca se suele cenar antes de las 20. Los restaurantes están vacíos antes de esa hora y cierran sus cocinas muy tarde. En Bélgica a la gente le gusta cenar temprano, entre las 19 y 20.30 , es muy difícil salir a cenar después de las 22. La vida nocturna es totalmente diferente en las dos ciudades. Los belgas empiezan la previa a las 21.30-22 y salen a los boliches tipo 23-24 hasta las 5 como mucho. En Argentina se llega tipo 1 o 2 y se vuelve a casa tipo 7.30 de la mañana.
3. La propuesta cultural . Buenos Aires es una ciudad reconocida por su cultura, por sus museos, cines, teatros, conciertos. Después de Nueva York y Londres, Buenos Aires es la tercera ciudad del mundo con mayor propuestas teatrales. Es muy común salir con amigos al teatro o al cine. Bruselas ofrece mucho menos cantidad y calidad con lo que las salidas culturales se hacen más raras, principalmente entre gente joven que prefiere otro tipo de salidas como ir a bares a tomar cerveza, la bebida más famosa del país.
4. Los temas de conversación .Las conversaciones en las cenas familiares o reuniones entre amigos son muy distintas en ambos países. En Argentina, en la mayoría de las juntadas se suelen tocar principalmente tres temas : la política del país, la economía y el fútbol. Al argentino le gusta criticar la política del gobierno , la economía con el tema del dólar o el último partido de la selección.
5. La multiculturalidad. En Bruselas, 385 000 ciudadanos son extranjeros. En un grupo de amigos es muy normal tenerlos originarios de todo el mundo: Italia, España, Europa del Este, Asia, África, entre otros. Suele pasar que en un grupo de diez haya uno sólo ciento por ciento belga. También son frecuentes los matrimonios mixtos entre gente de distintas nacionalidades, lo que concluye en familias multiculturales en las que se puede llegar a hablar tres idiomas durante una cena.
6. Los idiomas. Bélgica es un país en el que se hablan tres idiomas: francés, holandés y alemán (en una región muy chica) con lo que la cultura de la nación es muy diferente si uno está en el norte o en el sur del país. Cuando uno es de la zona francófona y pasea por la zona de habla holandesa, se siente en otro país y, si no habla el idioma, se complica la comunicación con un compatriota.
7. Crisis constante. Argentina vive en crisis y siempre hay un tema de actualidad que mantiene indignado a los ciudadanos y del que se habla en todos los medios, cafés, familias y amigos. Ya sea el aumento del dólar, la ley del aborto, el enjuiciamiento de Cristina o la política de Macri. Siempre hay un motivo en el que se siente la presión mediática. En Bélgica, la única vez que se sintió una crisis fue luego de los atentados que sufrió el país en marzo del 2016. Al ser un país tranquilo con una economía estable y sin medios que bombardeen a la población, los ciudadanos viven más tranquilos sin temas de preocupación comunes.
8. El deporte. El deporte se vive de otra manera. Los argentinos, además de ser fanáticos, también suelen saber mucho de deportes. Si bien el deporte nacional, el que más despierta pasiones es el fútbol, a los argentinos les gusta informarse sobre básquet, rugby, tenis o en el que esté brillando un argentino. A los deportistas extranjeros les gusta venir a competir a Argentina porque el público es a la vez apasionado y también muy conocedor. Rafael Nadal reconoció alguna vez que le “gustaría sentir la sensación de ser argentino”. Las hinchadas argentinas son conocidas en todo el mundo y varias suelen ser fuente de inspiración para otros países. El fútbol en Argentina ocupa mucho espacio en la vida diaria: ir a la cancha con la familia o
9. La informalidad. La relación entre argentinos es mucho más distendida e informal que en Bélgica. Los argentinos son muy cálidos, se dan apodos, y hasta se insultan sin ofender a nadie. En Bélgica no existe tutear a alguien que no se conoce, especialmente cuando se trata de una persona mayor o a un profesor. A un superior se lo llama de “señor(a) y apellido” , algo menos común en Argentina. La diferencia entre los dos países es mayor en cuanto a las relaciones entre desconocidos o profesionales.
10. La pasión. Si hay algo que diferencia a un argentino de un belga es la pasión. El argentino es un apasionado. La pasión positiva cómo lo es en amistad, amor, fútbol o la pasión negativa como lo refleja a veces la violencia, la forma de quejarse y hasta su frustración. Un argentino disfruta más lo logrado y sufre más lo perdido. En Bélgica la realidad es otra. Se vive tal vez con menos pasión y sin una montaña rusa de emociones : los sentimientos son más lineales. Todo eso lleva a otra diferencia entre los dos países: el patriotismo. Un argentino siente la bandera. Está orgulloso de ser argentino. En las buenas, y aún más en las malas.
*Mariano Spitzer nació en Argentina pero junto con sus padres emigró a Bélgica en los tiempos del caótico 2001. Es argentino y belga, residente en Bruselas, llegó al país para realizar su experiencia de intercambio académico en la UCA.