Punto Convergente

Adopción: las cifras ocultan el mal funcionamiento de siempre

jv-garcia-196548-unsplash (2)
Compartilo

Según los últimos datos difundidos por el gobierno nacional todo parece funcionar bien: la cifra de niños y adolescentes en espera de adopción es la más baja en mucho tiempo. En los últimos tres años, el número de chicos institucionalizados en el país se redujo un 37 por ciento. En 2012 eran 14.675 los niños y adolescentes en esa situación y en 2015, la cifra bajó a 9.219 y la tendencia continúa. 

El Estado exhibe estas cifras con satisfacción pero ¿cómo se alcanzó exactamente este número récord cuando hay más niños en espera de adopción que familias dispuestas a adoptar y el trámite es tan difícil? Porque se prioriza la revinculación de los chicos con sus familias de origen. Aquí está la clave del asunto: no hay tantos niños en lista de espera porque se hace todo lo posible para que éstos regresen con su familia biológica. 

________________________________________________________________________________________________

Volver a casa

Supuestamente, con el nuevo Código Civil y Comercial, en vigencia desde el 1º de agosto de 2015, la adopción pasó a ser un proceso más sencillo y rápido. Desde entonces, los jueces deben resolver en un plazo máximo de nueve meses la situación familiar del chico que ingresa en el sistema. El objetivo es que el niño regrese con su familia. Si ésto resulta imposible, recién ahí se lo pone en situación de adoptabilidad.

“Separar al chico de su familia es una medida de ultimísima instancia” , asegura Paula Padilla, asesora legal del Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Dentro de las medidas de protección, cuando se llega a un punto en el que el niño debe ser separado de su familia, se toma la medida excepcional de llevarlo a una institución.”

Según un informe realizado en 2015 por la Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, solo el 10 por ciento de los chicos separados de sus padres por situaciones de violencia, maltrato psicológico, negligencia o abandono fueron dados en adopción. El 90 por ciento restante regresa a su familia de origen y nueve de cada diez niños son reincorporados al hogar del cual fueron alejados por casos de abuso.

Al respecto, Padilla explica que “es deber del estado acompañar a la familia y ver qué le hace falta para que no se llegue al punto de darlo en adopción, de ninguna manera una situación económica o social es determinante para separar al chico de su familia de origen”.

Para Manuela Thourte, especialista en Protección de Derechos de UNICEF, ésta “es una gran noticia porque significa que los estados provinciales están trabajando bien en acompañar a esas familias a modificar la situación que dio origen a la separación del chico de su hogar”.

Viviam Perrone con Agustín, uno de los niños que vive en "Familias de Esperanza"
Viviam Perrone junto a Agustín, uno de los niños que vive en “Familias de Esperanza”

Para otras personas, como Viviam Perrone, no lo es. En 2002, el hijo de Perrone fue atropellado y abandonado. De ese dolor, Vivian fundó la ONG Madres del Dolor y el hogar de tránsito Familias de Esperanza en Martínez, provincia de Buenos Aires.

Para la fundadora y directora del hogar, “es muy doloroso ver cuando los chicos vuelven al lugar del que fueron sacados y ese lugar no está recuperado”. Paula Padilla explica que “el Estado realiza un seguimiento del niño hasta comprobar que está seguro con su familia de origen nuevamente”, pero Viviam Perrone afirma que aunque “el chico suele ser llevado de regreso con alguna abuela, tía o madrina que pueda hacerse cargo de él, es muy  probable que siga teniendo contacto con los padres que provocaron el maltrato”. Por otro lado, son más los chicos que viven en hogares hasta cumplir los 18 años que los que logran ser adoptados. La mayoría de las familias busca adoptar bebés que no tengan enfermedades o discapacidades. Actualmente, cerca de 800 chicos de hasta 18 años viven en hogares para niños en el país. En la Ciudad de Buenos Aires, son por lo menos 150 los chicos en lista de espera. Lo más probable es que el chico sea llevado de vuelta a su hogar de origen o que viva hasta la mayoría de edad en una institución, ser adoptado es, lamentablemente, el escenario menos común.  

“Familias de Esperanza” es una asociación que recibe a niños y grupos de hermanos en situación de alta vulnerabilidad social.

Viviam asegura, además, que casi nunca la situación del menor se resuelve en los 180 días estipulados por la ley: “Se supone que los chicos no van a estar con nosotros más de seis meses, pero la verdad es que pueden llegar a estar acá por años, casi nunca se cumple el límite de los seis meses”. Todavía recuerda el caso de una nena que vivió en su hogar por más de un año, hasta que “un día salió en adopción y chau, no me permitieron despedirla ni darle sus juguetes, tranquilizarla, abrazarla, decirle que iba a estar bien… No sé en qué piensa la Justicia a veces”. 

Según informó la Dirección Nacional del RUAGA (Registro Único de Aspirantes a Guarda), existen 5.352 legajos abiertos de personas interesadas en adoptar pero el 90 por ciento de los interesados busca bebés de hasta un año, solo 16 por ciento adoptaría niños con discapacidad leve a moderada y un uno por ciento con discapacidad severa; en tanto sólo el 7 por ciento aceptaría tres hermanos. En la Ciudad de Buenos Aires son 1.200 los inscriptos, pero la situación es la misma que en el resto de las provincias: el 98 por ciento % busca niños de hasta 5 años.

____________________________________________________________________________________________

Cadena de errores

En definitiva, es imposible asegurar dónde se encuentra el problema específico. El mal funcionamiento del sistema de adopción no está en un solo momento del proceso sino que abarca todas las etapas: desde el momento que al niño lo sacan del hogar de origen hasta que es reincorporado o entregado a una familia adoptiva.

  • Cuando el chico ingresa al sistema: la mayoría de los chicos que entran al sistema judicial son llevados de vuelta a sus hogares de origen, de familias de la cual salieron en un primer lugar por situaciones de abandono y violencia. Que puedan regresar a sus hogares por supuesto que es bueno, siempre y cuando el poder judicial pueda garantizar la seguridad total del niño.
  • Cuando el chico ingresa al hogar de tránsito: la mayoría de las familias desea adoptar bebés, sin hermanos, que no tengan ningún tipo de enfermedad o discapacidad. Pero, cuando aparecen familias que buscan adoptar chicos mayores, con enfermedades o discapacidades y/o con hermanos, las trabas aparecen por todas partes. Así es como tantos chicos se acumulan en hogares de tránsito que no dan a basto: la mayoría quiere un bebé; la minoría quiere un chico en edad escolar o adolescente. En ambos casos, igualmente, el trámite es lento y presenta mucha burocracia.
  • Cuando los juzgados no respetan la ley: según el Código Civil y Comercial, un chico no puede estar más de seis meses en el sistema sin que se resuelva su situación, debe definirse si regresa a su hogar o si es dado en adopción. Esto no es lo que ocurre en la mayoría de los casos. En los hogares de tránsito se acumulan niños que están en el limbo desde hace años y muchos de ellos terminan viviendo allí hasta los 18 años de edad.
    Mientras que 90% de las familias en lista de espera solo quiere adoptar chicos de hasta un año de edad; el 34%, hasta 6 años; el 13%, hasta 8 años; y el 0,8%, hasta los 12 años. (Fuente: RUAGA)

Nueve mil chicos esperando a ser adoptados a nivel nacional, una cifra bajísima en comparación a años anteriores. Nueve de cada diez regresando a sus hogares de origen. 180 días estipulados por la ley para resolver la situación del niño que ingresa en el sistema judicial. Un registro único creado a nivel nacional para acelerar y simplificar los trámites para las familias que buscan adoptar un niño. No se puede negar que, desde un punto de vista legal, las mejoras han sido implementadas y se encuentran actualmente en práctica. Pero, lamentablemente, tal como afirman desde hogares de tránsito como Familias de Esperanza, el hecho de que estas políticas estén no significa que “estén dando los resultados que deberían” ni que se vean “mejoras reales en el funcionamiento del sistema de adopción”.

Redactado por

Scroll al inicio