Punto Convergente

Fútbol, violencia y reglamento: cómo se definen las sanciones a los equipos

Una pelota de fútbol parada, símbolo de las sanciones que detienen el deporte
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A lo largo de los últimos años, distintos episodios ajenos al deporte pusieron en jaque la
transparencia y la capacidad de la CONMEBOL para organizar competiciones. Casos
emblemáticos con equipos argentinos como Boca, Independiente, River y Tigre reflejan
estas falencias de la Confederación Sudamericana de Fútbol.

Desde el reciente episodio entre Independiente y la Universidad de Chile, pasando por la
insólita final de Copa Libertadores disputada en Europa en 2018, el escándalo del gas
pimienta en La Bombonera en 2015, hasta llegar a la bochornosa definición de la Copa
Sudamericana del 2012, los casos reflejan cómo la CONMEBOL ha estado en el ojo de la
tormenta por su incapacidad de garantizar seguridad y organización en sus torneos.

De los incidentes en la tribunas, a la definición en Paraguay

Independiente y la Universidad de Chile se enfrentaron el 20 de agosto de 2025. El encuentro quedó marcado por escenas de extrema tensión en las tribunas y en las inmediaciones delestadio. El partido fue suspendido tras episodios de violencia en el entretiempo donde la hinchada del equipo visitante rompió butacas, baños y otros sectores y luego la barra brava de Independiente entró a la tribuna donde estaban y comenzaron a pelear. Aquella noche, que pintaba como una noche entretenida de copa, quedará en la memoria de todos por los actos de violencia vividos en Avellaneda.

Tras el fallo de la Comisión Disciplinaria, Independiente fue descalificado de la Copa
Sudamericana, multado
y obligado a jugar sus próximos partidos de copas internacionales a puertas cerradas. La resolución se apoyó en el Reglamento de Seguridad 2025, el Código Disciplinario y el Manual de Clubes de la Copa Sudamericana.

Sin embargo, en el mismo documento se deja constancia de que simpatizantes de la
Universidad de Chile introdujeron armas blancas y arrojaron bombas de estruendo
, conductas tipificadas en esos mismos reglamentos como infracciones graves (Artículo 22, capítulo 6 del Reglamento de Seguridad 2025). A pesar de ello, las sanciones impuestas al club chileno se limitaron a multas económicas y restricciones de público.

El contraste a las severas medidas aplicadas a Independiente y las sanciones más leves a la parcialidad visitante, aun frente a hechos que los propios informes califican como peligrosos, plantea interrogantes sobre la uniformidad con la que se aplican las normas. La diferencia en el trato a los clubes alimenta el debate sobre la proporcionalidad de los castigos y la coherencia de los criterios disciplinarios.

Boca – Ríver en la Copa Libertadores

El partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores 2018 entre River Plate y Boca
Juniors debía disputarse en el estadio Monumental, pero quedó marcado por el ataque al
micro que trasladaba al plantel visitante en las inmediaciones del estadio.

Varios jugadores de Boca sufrieron lesiones y el encuentro fue suspendido dos veces antes de que CONMEBOL tomara la decisión de trasladar la final a Madrid. La imagen de una “superfinal” sudamericana disputada en Europa recorrió el mundo y expuso la magnitud del conflicto.

CONMEBOL resolvió sancionar a River con una multa económica y la obligación de disputar dos partidos internacionales a puertas cerradas, pero mantuvo al club en la competencia y la final se jugó en España, rechazando la petición formulada por Boca Juniors para que se lediera el partido por ganado.

Posteriormente, el TAS (Tribunal Arbitral del Deporte) confirmó esta decisión.

No obstante, en el propio Código Disciplinario de la Confederación están previstas sanciones severas para agresiones a equipos rivales y para la introducción de objetos peligrosos que pongan en riesgo la seguridad, y en otros precedentes se aplicaron medidas más duras.

River Plate, por su parte, se defendió argumentando que el episodio ocurrió en un área cuya seguridad dependía del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y no del club.

La diferencia entre esas disposiciones normativas y la sanción finalmente impuesta, sumada a la excepcionalidad de trasladar la sede del partido a otro continente, abrió interrogantes sobre la uniformidad en la aplicación de los reglamentos disciplinarios y sobre el criterio adoptado para definir responsabilidades en aquel episodio.

El superclásico definido en el escritorio

El partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores 2015 entre Boca
Juniors y River Plate en la Bombonera
quedó marcado por un episodio de violencia inédito.

Al comienzo del segundo tiempo, cuando los jugadores de River regresaban al campo de
juego, fueron rociados con gas pimienta a través del túnel de ingreso. Varios futbolistas
resultaron afectados y no pudieron continuar.

Tras una larga interrupción, el encuentro fue suspendido por la CONMEBOL. Las imágenes del ataque dieron la vuelta al mundo y pusieron en primer plano la seguridad en los estadios sudamericanos.

Días después, la Comisión Disciplinaria de CONMEBOL resolvió dar por ganado el partido
a River Plate por 3–0,
eliminando a Boca Juniors del certamen. También impuso multas
económicas y sanciones disciplinarias al club xeneize, incluyendo la obligación de disputar futuros partidos internacionales sin público.

El propio Código Disciplinario y el Reglamento de Seguridad de la Confederación tipifican
como faltas muy graves el uso de sustancias peligrosas y las agresiones directas a los equipos rivales.

Sin embargo, en otros casos de incidentes graves con hinchas visitantes se adoptaron
medidas diferentes, con multas o restricciones sin pérdida de puntos.

La severidad de la sanción en este episodio y la diferencia de trato respecto de otros precedentes generaron un intenso debate sobre la proporcionalidad de las decisiones y sobre el criterio utilizado para responsabilizar y aplicar sanciones a los clubes por hechos ocurridos en zonas de difícil control dentro del estadio.

La final que nunca se terminó de jugar

La Copa Sudamericana 2012 que se definió entre Tigre y Sao Paulo terminó envuelta en una de las noches más recordadas del fútbol sudamericano. El partido de vuelta, disputado en el estadio Morumbí, fue suspendido en el entretiempo, luego de que el plantel argentino decidió no salir a jugar el segundo tiempo, ya que denunciaban haber sido agredidos en los vestuarios por personal de seguridad y fuerzas policiales locales.

El árbitro, sin testigos directos dentro del recinto, dio por finalizado el encuentro, proclamando campeón al equipo brasileño que estaba ganando el partido por 2-0.

Días más tarde, la CONMEBOL publicó su fallo oficial ratificando el título de Sao Paulo y
sin aplicar sanciones adicionales al club anfitrión. El informe arbitral y las declaraciones
posteriores de los delegados de la Confederación sirvieron como base para considerar que no existían pruebas suficientes de agresión directa por parte de representantes del club brasileño.


Tigre, en cambio, fue advertido por “no presentarse a disputar el segundo tiempo”, aunque sin sanción económica ni deportiva.

El Reglamento de Seguridad y el Código Disciplinario de la CONMEBOL establecen que los
equipos anfitriones son responsables de la protección e integridad de los equipos visitantes dentro y fuera del terreno de juego.

Aun así, el desenlace del caso, que reconoció como campeón al local pese a las denuncias de violencia y la suspensión del partido, dejó muchas preguntas sobre cómo se maneja la CONMEBOL en términos de los mecanismos deinvestigación y sobre su parcialidad con que se aplican las sanciones.

Cómo aplica las sanciones la CONMEBOL

Las resoluciones disciplinarias de la CONMEBOL, más allá que cada caso tiene sus
diferencias, evidencian cómo la interpretación de los reglamentos puede variar según el
contexto y los protagonistas involucrados. En todos los episodios analizados, se puso a prueba los límites de la seguridad y la justicia deportiva.

La disparidad en las sanciones, las diferencias en la valoración de la responsabilidad y la ausencia de criterios homogéneos dejan abierta una discusión: hasta qué punto las decisiones que toma la CONMEBOLson realmente justas.

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