Fatiga ocular, insomnio y visión borrosa son algunas de las consecuencias que ya alertan los especialistas. Cómo cuidar la vista en la era digital.
En un mundo en el que la vista se entrena cada vez más para mirar de cerca, las cifras comienzan a revelar una consecuencia inquietante: la miopía crece y se proyecta como la gran epidemia visual del siglo XXI.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), actualmente el 30% de la población mundial padece miopía. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2050, una de cada dos personas en el mundo tendrá esta afección visual, y al menos mil millones desarrollarán miopía alta, una forma severa que podría convertirse en la principal causa de ceguera irreversible.
En otras palabras, unos 5 mil millones de personas tendrán dificultades para enfocar de lejos y, de ellas, mil millones podrían enfrentar complicaciones graves que amenacen su visión de manera permanente.
En Argentina, la realidad local también refleja esta preocupación. Según el último estudio realizado por el INDEC, aproximadamente 900.000 personas padecen problemas de visión. De ese total, el 96,4% reportó alguna dificultad visual, mientras que el 3,6% restante afirmó no ver absolutamente nada.
En este escenario, surge una pregunta inevitable: ¿el uso constante de celulares, computadoras y pantallas está afectando nuestra visión más de lo que imaginamos?

Cada vez más especialistas coinciden en que no se trata solo de una predisposición genética, sino de un cambio en los hábitos modernos que podría estar acelerando este problema a escala global. ¿Estamos, sin darnos cuenta, pagando el precio de vivir con los ojos pegados a una pantalla?
La vista y el espejo asiático: una advertencia global
Lo que sucede en Asia podría ser el anticipo de lo que se viene para el resto del mundo. En ciudades como Shanghái, basta con caminar por los pasillos de cualquier escuela para notar que la mayoría de los estudiantes lleva anteojos.
Según la agencia de noticias Xinhua, el 86% de los alumnos de secundaria en esa ciudad ya padece miopía. En Corea del Sur, la situación es similar: más del 80% de los adolescentes necesitan lentes para ver de lejos.

El modo de vida, la cantidad de horas frente a las pantallas, las tareas escolares prolongadas y la falta de tiempo al aire libre están empujando esta epidemia visual. Los ojos, forzados a enfocar de cerca durante gran parte del día, comienzan a adaptarse a ese entorno limitado y pierden la capacidad de mirar a distancia.
El aumento de los niveles educativos y el acceso temprano a la tecnología están acelerando aún más el problema.
¿Qué impacto tiene el uso de las pantallas en la visión?
El efecto del uso prolongado de pantallas sobre la salud visual es un campo aún en estudio. “No tenemos certezas sobre las consecuencias a largo plazo, ya que este nivel de exposición es relativamente nuevo”, aclara el doctor Rodrigo M. Torres, oftalmólogo con 26 años de experiencia, asesor científico del ROMAT Creator Center y director de la revista Oftalmología Clínica y Experimental.

Lo que sí está claro es que el entorno digital se convirtió en nuestro espacio habitual. “La manera en que interactuamos con las pantallas cambió radicalmente: ahora las usamos para trabajar, estudiar y entretenernos. Son parte inseparable de nuestra vida diaria”, explica Torres.
Aunque aún quedan muchos efectos por descubrir, los expertos ya identificaron algunas consecuencias concretas que se ven todos los días en los consultorios.
A continuación, los principales impactos que las pantallas ya están dejando en nuestra salud visual.
- 1. Alteración del ritmo circadiano
El primer gran impacto es sobre el reloj biológico. “Los ojos no solo sirven para ver: son los sensores que le indican al cuerpo cuándo es de día y cuándo es de noche. A través de la luz, activan o apagan nuestro sistema hormonal y regulan el sueño”, explica el doctor Torres.
La exposición prolongada a la luz de las pantallas, especialmente en horarios nocturnos, altera este sistema natural. “El uso excesivo de dispositivos digitales acelera y desajusta nuestro ritmo circadiano. Esto dificulta conciliar el sueño y afecta directamente la calidad del descanso”, advierte el especialista.

- 2. Síndrome de visualización de pantallas
Otra consecuencia directa es el síndrome de visualización de pantallas, una afección cada vez más frecuente. “Cuando pasamos muchas horas frente a una computadora o un celular, entran en juego factores como la postura, la distancia, el ángulo de la mirada y el tiempo de concentración”, señala Torres.
Esto genera fatiga visual, visión borrosa, cefaleas, contracturas cervicales y dolores de espalda.
- 3. Síndrome del ojo seco
Cada vez que parpadeamos, de forma inconsciente, activamos un mecanismo esencial: distribuimos la lágrima que hidrata, protege y limpia la superficie del ojo.
Pero cuando estamos concentrados frente a una pantalla, ese acto automático se interrumpe. Al fijar la vista, la frecuencia de parpadeo disminuye drásticamente. La capa lagrimal empieza a evaporarse y así se desarrolla lo que llamamos síndrome del ojo seco por evaporación.

Además, cada parpadeo es un pequeño instante en el que dejamos de ver. “Son mini segundos de oscuridad. Cuando una persona necesita estar recibiendo información visual de forma constante, el cuerpo responde bajando la frecuencia de parpadeo para no interrumpir lo que está viendo”, detalla el especialista.
Según la doctora Paola Rinaudo, especialista en cirugía refractiva de la Fundación Zambrano, “lo normal es parpadear unas 20 veces por minuto, pero frente a la pantalla ese número puede bajar a solo dos parpadeos”. Esto provoca que la película lagrimal se evapore, lo que genera sequedad, ardor y sensación de cuerpo extraño.

- 4. Aumento de la miopía en niños y adolescentes
Tras la pandemia, se registró un notable aumento de casos de miopía entre niños y adolescentes. Según la doctora Paola Rinaudo, esta tendencia está vinculada al uso intensivo de pantallas durante la infancia.
“Los niños estuvieron mucho más tiempo enfocando objetos a corta y media distancia, algo que excede lo habitual. Esto afectó directamente a sus ojos, que todavía se encuentran en proceso de desarrollo”, señala Rinaudo.
“El sistema visual se forma en los primeros años de vida y el ojo se adapta al uso que le damos. El cerebro interpreta que la visión cercana es la más importante, porque es la que más utilizamos en el día”, detalla la especialista.
Rinaudo aclara que cuando los chicos juegan al aire libre, van a la plaza o practican deportes, su vista se ejercita en diferentes distancias y el desarrollo ocular es mucho más equilibrado. Por el contrario, el exceso de tiempo frente a las pantallas restringe el campo visual y favorece la aparición de miopía en etapas clave del crecimiento.

Cómo detectar la fatiga visual ocular: síntomas y señales de alerta
En la pandemia, el tiempo de exposición a las pantallas se disparó en todos los grupos etarios. Según un artículo publicado en la revista Oftalmología Clínica y Experimental (OCE), titulado “Pantallas y síntomas de la superficie ocular en cuarentena por COVID-19”, casi el 90% de la población aumentó su tiempo frente a dispositivos digitales. En los jóvenes, el promedio diario osciló entre 4 y 8 horas.
“El problema es que cuando estamos aburridos o sin otras actividades, las pantallas se vuelven nuestro primer recurso”, advierte el doctor Juan Pablo Macció, médico especialista en Oftalmología.
En este contexto, la fatiga visual ocular se convirtió en una de las consultas más habituales en los consultorios. Según Macció, el diagnóstico se basa en la aparición de una serie de síntomas que se presentan tras varias horas de exposición continua a dispositivos.
Los principales síntomas de la fatiga visual ocular:

Recomendaciones clave para prevenir la fatiga ocular
Los especialistas coinciden en que pequeños cambios en la rutina pueden marcar una gran diferencia para prevenir la fatiga visual y otros trastornos asociados. A continuación algunas recomendaciones para cuidar la vista frente a las pantallas:
1. Aplicar la regla 20-20-20
Cada 20 minutos de exposición, realizar un descanso de al menos 20 segundos mirando a una distancia de 6 metros (aproximadamente 20 pies). Esto permite relajar el enfoque y prevenir la fatiga visual. Existen aplicaciones que ayudan a recordar estos descansos.
2. Mejorar el parpadeo consciente
El parpadeo es automático, pero frente a las pantallas la frecuencia disminuye. Los especialistas sugieren realizar ejercicios conscientes de parpadeo: cerrar los ojos de manera voluntaria durante ciclos de 10 segundos cada 20 minutos para evitar el ojo seco.
3. Realizar ejercicios oculomotores
Hacer movimientos de enfoque hacia objetos cercanos y lejanos ayuda a aliviar la tensión ocular. Estos ejercicios pueden realizarse en casa o con la guía de un profesional.
4. Optimizar la ergonomía y el espacio de trabajo, manteniendo la pantalla a una distancia entre 40 y 75 cm; ajustar la silla y la altura de la pantalla para que la mirada esté levemente hacia abajo, adaptar el brillo de la pantalla a la luz ambiente, usar pantallas antirreflejo y mejorar la iluminación del entorno y limitar el uso del aire acondicionado o utilizar humidificadores ambientales.
5. Hacer pausas activas
Además de los descansos visuales, es importante levantarse al menos cada dos horas, caminar, mirar por una ventana o realizar movimientos que favorezcan la circulación.

6. Uso de lágrimas artificiales y compresas tibias
Las lágrimas artificiales ayudan a lubricar la superficie ocular. Las compresas tibias, como un saquito de té humedecido, pueden mejorar la estabilidad de la película lagrimal y aliviar síntomas de ojo seco.
7. Cuidar la alimentación
Una dieta equilibrada puede contribuir a la salud ocular. Se recomienda consumir granos integrales, legumbres, semillas, pescados y frutas. Algunos estudios sugieren que los suplementos de omega 3 y carotenoides podrían ser beneficiosos para la salud visual.
8. Realizar actividades al aire libre
Pasar al menos dos horas al día al aire libre es clave para prevenir la progresión de la miopía, especialmente en niños. La luz natural y el enfoque a larga distancia favorecen un desarrollo ocular saludable.
9. Revisar las posturas y el tamaño del texto
Aumentar el tamaño de la fuente, mejorar el contraste (preferir texto negro sobre fondo blanco) y mantener una postura cómoda ayuda a reducir el esfuerzo visual.
10. Consultar siempre a un oftalmólogo
El doctor Juan Pablo Macció destaca la importancia de realizar controles periódicos con profesionales especializados.

Cómo convivir sin miedo en la era digital
Lejos de demonizar la tecnología, el llamado de los especialistas es a comprenderla y aprender a convivir con ella de manera saludable. “No hay que tener miedo a las pantallas”, aclara el doctor Rodrigo M. Torres, “pero sí es fundamental tomar recaudos y adoptar hábitos que protejan nuestra salud visual.”
La clave está en la conciencia y el cuidado: hacer pausas regulares, cuidar la distancia y el ángulo de visión, fomentar el parpadeo consciente y priorizar actividades al aire libre para darle a nuestros ojos el descanso y la diversidad visual que necesitan.
Las pantallas son hoy parte inseparable de nuestro entorno, una ventana hacia el conocimiento y la comunicación, pero también un desafío para nuestra visión. Por eso, aprender a usarlas con responsabilidad es la mejor estrategia para preservar la salud ocular y evitar que la epidemia de miopía siga creciendo.