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Wimbledon: historia, récord en premios y una deuda pendiente para el tenis argentino

La cancha central de Wimbledon
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El torneo más emblemático del tenis marcará un nuevo hito y entregará 72 millones de dólares en premios

El torneo de Wimbledon 2025, que se disputará del 30 de junio al 13 de julio en Londres, volverá a ocupar el centro del calendario tenístico mundial con una edición que combina tradición histórica, récords económicos y, en el caso argentino, una estadística incómoda: nunca un tenista nacional logró consagrarse en singles en la “Catedral del tenis”. 

Wimbledon se juega desde 1877 en el All England Lawn Tennis and Croquet Club, siendo el torneo más antiguo en la historia del tenis. Es el único grand slam que se disputa sobre césped natural y a lo largo de sus casi 150 años de historia, fue testigo de batallas inolvidables y consolidó un estilo que combina etiqueta, protocolo y excelencia deportiva.

El torneo exige a sus participantes vestir completamente de blanco, una regla que aplica incluso a los accesorios. La experiencia en Wimbledon también incluye costumbres únicas: las tradicionales fresas con crema, el té de las 5, la música previa a las finales y la Royal Box, donde se ubican miembros de la realeza británica y figuras internacionales.

El predio del torneo alberga 38 canchas de césped, con mantenimiento riguroso: el pasto se corta a 8 milímetros todos los días y un halcón llamado Rufus sobrevuela el lugar cada mañana para espantar palomas.Toda la información general sobre entradas y merchandising del certamen se encuentra disponible en el sitio oficial de Wimbledon.

Wimbledon 2025 rompe todos los récords en premios

Además de su valor simbólico, la edición 2025 quedará en la historia por una marca económica sin precedentes. El torneo británico repartirá 72 millones de dólares en premios, la cifra más alta en la historia del tenis profesional. Así lo anunció Debbie Jevans, la presidenta de la competición, en la conferencia de prensa previa al inicio del grand slam británico.

Los campeones individuales, tanto en la rama masculina como femenina, recibirán 4 millones de dólares cada uno, superando en un millón al premio entregado por Roland Garros. En total, el incremento es del 11% respecto a 2024, consolidando la política del All England Club de mejorar progresivamente la remuneración de los jugadores. Debbie Jevans agregó: “estamos absolutamente determinados a continuar nuestro compromiso a largo plazo en lo que respecta a la remuneración de los jugadores”.

El proyecto de expansión hacia Wimbledon Park, que prevé la construcción de 39 nuevas canchas de césped, continúa bajo disputa judicial. Aunque el plan cuenta con la autorización para comenzar las obras, su ejecución se encuentra paralizada por una revisión legal que será tratada durante la segunda semana del torneo en el Tribunal Superior. Además, en enero de 2026 se realizará una audiencia clave para determinar si sobre esos terrenos existe un fideicomiso legal que limite el desarrollo del emprendimiento.

Vestir todo de blanco: la razón detrás de la exigencia del torneo

El tradicional código de vestimenta de Wimbledon nació en el siglo XIX, cuando las clases altas, habituadas a vestir de blanco, llevaron ese color a las canchas. Además, se buscaba disimular las manchas de sudor. En 1963, el All England Club lo reglamentó y desde entonces exige ropa casi totalmente blanca.

Con el tiempo, las normas se endurecieron: en 1995 se pasó al “casi completamente blanco” y en 2004 se incluyó a accesorios y logos, que deben ser mínimos. Desde 2023, las jugadoras pueden usar ropa interior de color oscuro o intermedio, siempre que no sea más larga que la falda o el short.

Para 2025, Wimbledon mantiene varias reglas claras: vestimenta casi totalmente blanca (no crema ni apagado), mínimos detalles de color (solo un ribete de hasta 1 cm), zapatillas y cordones blancos, logos discretos y control estricto hasta en ropa interior y accesorios. Solo en las canchas de práctica se permite mayor flexibilidad.

Wimbledon, una espina para el tenis argentino

A pesar de haber tenido generaciones de grandes jugadores, Argentina nunca pudo coronarse campeón en singles en Wimbledon. Es el único Grand Slam que no logró conquistar Guillermo Vilas, quien llegó dos veces a cuartos de final. Luego de perder en la tercera ronda de la edición del torneo británico en 1974, “Willy” dijo que “el pasto era para las vacas”, lo que refleja el mal desempeño de los argentinos a lo largo de la historia en esta superficie. 

Tampoco lo logró Juan Martín del Potro, semifinalista en 2013, ni David Nalbandian, quien alcanzó la final en 2002, donde cayó ante Lleyton Hewitt.

Desde 2000, apenas en 12 de las 20 ediciones hubo presencia argentina en la segunda semana del torneo. Gabriela Sabatini, finalista en 1991 y campeona en dobles en 1988, es la que mejores resultados consiguió en la historia del certamen.

Otros nombres que lograron destacarse en el césped inglés fueron:

  • Paola Suárez: cuartos de final en 2004.
  • Guido Pella: cuartos de final en 2019.
  • Guillermo Cañas, Guillermo Coria y Leo Mayer: con participaciones en la segunda semana.
  • Norma Baylon: cuartos de final en 1964.

Wimbledon sigue siendo la gran cuenta pendiente del tenis argentino, un desafío que atraviesa generaciones y que se renueva cada julio. En 2025 la pregunta vuelve a instalarse: ¿podrá un argentino romper con esa mala racha?

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