Punto Convergente

Bandas emergentes: desde la periferia a los grandes escenarios, dónde comienza el camino

Moscú
Compartilo

El sueño de muchos músicos de llegar a lo más alto se empieza a gestar en lugares chicos. El sur de Palermo y Villa Crespo son parte del circuito

Te sigo desde Cemento” es una frase que quedó en el imaginario popular argentino simbolizando la cultura del aguante y el seguir a una banda desde sus inicios, siendo el antro ya cerrado Cemento, ubicado en Estados Unidos 1200 símbolo de esto.

Por este local pasaron muchas bandas en sus orígenes como Los Piojos, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota o Babasónicos. En el resurgir musical argentino y lo que se conoce como la escena post-pandémica, Moscú tomó ese lugar pero dejó su espacio en avenida Córdoba al 4.300.

“Por motivos contractuales, no pudiendo renovar la extensión del vínculo con los propietarios – finalizando además en buenos términos – nos vemos obligados a cesar definitivamente la actividad de esta sede” reza el comunicado publicado en la cuenta oficial de Instagram.

Esta no es la primera vez que un espacio tiene que cerrar por estas razones, ya que también le pasó a la vieja sede del Club Cultural Matienzo, ubicada en Pringles 1249.

Después de la tragedia de Cromañon y el cierre de varios locales, el circuito comienza a tomar protagonismo, aunque con dificultade.

El circuito de las bandas emegentes

Villa Crespo y el sur de Palermo, Chacarita, Colegiales y el Abasto en la zona limítrofe entre Balvanera y Almagro son parte del circuito.

A esto se suma que, después de la pandemia, las primeras fechas de bandas eran a capacidad limitada y estos lugares eran perfectos, aunque sea, para recitales chicos, según cuenta @merytheroadie, PR del Festival Nuevo Día, que también núcleo a varias bandas de la movida via X.

Las ganas de salir de la gente y las bandas emergentes completaron una ecuación destinada a dejar una marca, según cuenta. Las influencias de la época, cerrada e introspectiva, hicieron que en esta escena se luzcan las bandas de post-punk, un subgénero del punk que toma lo directo del estilo pero le da un sonido más oscuro y atmosférico. Sin embargo, hay espacio para todo.

Después de las novedades del cierre de Moscú, muchas de las bandas que dejaron su huella participaron en festivales para homenajear al lugar en el que habían crecido: Dum Chica, Sakatumba o Reybruja. En el caso de estos últimos, su fecha gratis en Moscú tuvo una convocatoria tan exitosa que tuvieron que cerrarla antes de que pueda entrar todo el público. 

Mientras se esperaba en la fila, mucha gente perteneciente a proyectos emergentes promocionaba sus nuevos temas y sus fechas, esperando captar la atención de los presentes.

La fila para ver a Reybruja en Moscú

La revancha estuvo el jueves de esa misma semana cuando se presentaron con la banda Rädical en El Portal, perteneciente a los locales ubicados en el Abasto. Para que un espacio sirva para una banda no necesita mucho más de lo que este tiene.

Una sala cerrada, y un plus con su patio para que el público se entretenga en la espera del show. La energía es contagiosa. El crowdsurf es un ritual presente entre los asistentes al recital, siendo incluso replicado por Santiago, cantante de Rädical, mientras tocaba su banda amiga. Las bandas no decepcionan y cautivan a los presentes con sets rockeros y poder guitarrero.

Crowdsurf en el recital de Reybruja y Rädical

En el set de Reybruja se subió a cantar un tema Dante Citara, cantante de Ryan, banda caracterizada por su estilo romántico y algo más establecida que las anteriormente mencionadas, firmados por el sello PopArt y presentándose como la principal apuesta de esta de cara a la movida actual del rock. Ryan, Reybruja y Rädical se encuentran actualmente realizando el tour ¡Monto & Rompo! en conjunto, con fechas alrededor del conurbano y en Mar del Plata.

La despedida de Moscú

Para despedir a Moscú, la presentación de Sakatumba fue un ejemplo de lo que este lugar simboliza para los jóvenes alternativos de esta Buenos Aires.

En una pared se leía “inserte su banda aquí”, y grafitados en ella, el nombre de cientas de bandas que pasaron por ahí, entre ellas Mujer Cebra y Ryan. Los recitales se sitúan en una sala relativamente chica teniendo en cuenta los lugares algo más grandes donde tocan estas bandas ahora. Lo mismo con el escenario, bajo y da una cercanía e intimidad con el público mayor.

La pared en cuestión

La banda tocó temas de sus dos discos de estudio, que pueden llegar a recordar al sonido de bandas como Los Visitantes, aunque con una estética mucho más moderna. Además, tocaron la introducción instrumental de su tema Nada Más repetidas veces antes de rematar con el tema completo.

Acá el crowdsurf se lleva a otro nivel. Quienes lo hacen llegan a colgarse de la viga con el nombre del local como si se tratase de gimnasia artística. Hablando de esto, Octavio, el tecladista de la banda tocando la introducción de la canción Corazón con sorprendente precisión mientras viajaba sobre el público.

Corazón desde el público

Una de las banderas de esta escena es la autogestión y hubo un momento al final del recital en el que esto se mostró más vivido que nunca. Pasado el último tema la banda subió a Lucrecia, quien edita la revista independiente Fulana dedicada a cubrir esta escena de bandas emergentes.

Los ciclos de las bandas emergentes

Otra veta que se abre para las bandas emergentes son los ciclos de grupos, eventos que aglutinan a tres o cuatro artistas en una misma fecha, y pueden tener curaduría detrás y ser de un estilo determinado o mostrar contraste entre quienes tocan allí. Uno de estos ciclos es Amotinados, que suele realizarse en el ya mencionado, aunque hoy en su sede actual de Juan B. Justo 2959.

La última fecha realizada incluyo bandas que van desde el rock de Bencina y Momento Vainilla, hasta el neo-soul y pop de Ugetsu y Moro Muñoz respectivamente. Este último es el organizador del ciclo, lo creo para poder tocar él dónde y cuando quiera, optimizando poder armar este tipo de eventos antes que complicarse entrando en uno que ya existiese.

Moro Muñoz en el ciclo

Hoy en día ya lleva varias ediciones encima, con bandas de lo más diversas y fechas en las que a veces no toca él. Según cuenta, con la experiencia fueron logrando diferentes cosas. “Descubrimos que armarla con dos meses de anticipación no tiene sentido porque nadie va a mover nada, recién al mes se empieza a mover la cuestión con el tipo de eventos que hacemos nosotros”, cuenta Moro en referencia a como se promociona la fecha. A su vez, afirma en torno al bolsillo de la gente y cuando compra la entrada que conviene que sea a fin de mes, porque la gente entonces compra a mitad y no a principio que suelen llegar justos con el sueldo.

Sobre las bandas, suelen llamar a veces ellos cuando saben que quieren para el evento, aunque a veces publican ellos para convocar bandas para sus eventos especificando que estilos necesitan y la duración del set.

Sin embargo, afirma que a veces ellos reciben el llamado de varias bandas para que les organicen: “hay grupos que saben que hacemos esto y entonces vienen con la propuesta hecha”. Las ganancias se suelen dividir y el único requisito que le ponen a las bandas según cuenta es cumplir con lo estipulado.

Cómo se organizan y financian las bandas emergentes

Francisco “Kiko” Mazzeo es cantante y líder de la banda Robot Zonda, con la que viene tocando desde 2006. Desde ese entonces a la fecha editó en total 5 discos de estudio, 3 en la vieja discografía que después decidieron borrar y arrancar de nuevo, con los 2 discos publicados a la fecha. Desde ese entonces, la banda se maneja en el under tocando regularmente.

Kiko tocando con Robot Zonda en Casa Colombo, otro de los lugares del Abasto

La organización de una fecha por cuenta propia para la banda a este punto ya resulta maleable. “Nosotros con Robot Zonda organizamos todos los shows buscando la opción perfecta para el público y para la banda, con lugar y zonas convenientes y horario ATP” cuenta Kiko sobre sus fechas.

Sobre la economía que implica realizar un show, Kiko cuenta que “los gastos para un show son flete para llevar equipos e instrumentos, transportes para músicos y el equipo de trabajo que tiene la banda, operador de sonido e iluminación, y asistentes de músicos, y catering para todos los que trabajan”.

A todo esto, se suma que algunas bandas deben alquilar instrumentos y el gasto del lugar. “Los arreglos que tienen los locales son todos distintos” y hoy arrancan desde 300 mil a un millón” aunque también haya lugares que hagan arreglos económicos de división de ganancias. Finalmente,” y afirma que bandas como Robot Zonda a veces “pueden pedir un cachet”.

Los arreglos económicos son también muy diversos. Por un lado, bares como Otra Historia, que está algo “off road” del circuito aunque igualmente cerca, en Villa Ortuzar. El arreglo que tienen con las bandas es una división de 70/30 de lo recaudado por las entradas además de ofrecer sonido, backline, iluminación, proyector, seguridad, sonidista y un sistema propio de venta de entradas según cuentan desde el bar.

Finalmente, esta el caso de los lugares que no cobran tocar, como Musicleta, con sistema completo de sonido, backline y luces y la base de la batería, exigiéndose traer platos y tilter y hacer flyer.

La entrada al lugar también es gratuita, y la banda monetiza al sobre, con lo que el público quiera aportar. El lugar entonces monetiza con las consumiciones adentro.

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