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El ocaso de las apps de citas

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Tinder y Bumble pierden popularidad y clientes. Aunque 350 millones de personas en el mundo tienen una app de citas en su teléfono, el interés está decayendo. En 2023, las descargas de estas aplicaciones cayeron a 237 millones, lejos de los 287 millones de 2020.

—¿Cómo se conocieron?

—Por Tinder… pero no se lo decimos a nadie.

—¿Por qué no?

—No sé… siento que ahora da un poco de vergüenza decirlo.

Aplicaciones como OKCupid y Grindr. / Archivo

En 2012, Sean Rad lanzó Tinder, una aplicación que revolucionó las citas online al permitir a los usuarios deslizar fotos para encontrar pareja. Su impacto fue inmediato: según un informe de 2023 del Centro de Investigación Pew, el 30% de los adultos en EE.UU. ha usado una app de citas, incluyendo más de la mitad de los jóvenes entre 18 y 29 años. Durante la pandemia, el uso de estas aplicaciones se disparó, Bumble, otra app de citas, alcanzó una capitalización de 13.000 millones de dólares en 2021, mientras que Match Group, dueña de Tinder, llegó a valer casi 50.000 millones.

El 84% de los usuarios de Tinder son varones

Las apps de citas pasaron de ser emocionantes a agotadoras. Antes, más usuarios significaban más opciones, ahora generan cansancio. La gente pasa horas deslizando entre miles de perfiles sin resultados, “sentís que es un trabajo más, deslizás, hablás, y al final no pasa nada”, dice Marta Rojas, 22 años, usuaria de Tinder.

El desequilibrio de género también es un problema: el 84% de los usuarios de Tinder y el 61% de Bumble son hombres. Esto provoca una saturación de mensajes que muchas mujeres encuentran abrumadora. Según Pew, la mitad de las usuarias siente que recibe demasiados mensajes, mientras que los hombres enfrentan la frustración de no obtener respuestas. “Te esforzas en escribir algo original y nadie responde”, comenta Javier Méndez, miembro de Bumble.

Foto: Revista Lagunas

El entusiasmo inicial por las citas digitales se convirtió en frustración, los usuarios se sienten atrapados en un ciclo interminable de swipes (me gustas) sin conexiones reales. Además, el miedo a las estafas y perfiles falsos aumentó la desconfianza en estas plataformas. “Conocí a alguien que resultó ser un bot. Fue decepcionante”, explica Rojas.

Los jóvenes son los más desanimados. Solo el 20% de los universitarios en EE.UU. usa apps de citas mensualmente, según una encuesta de Axios. En redes como TikTok, muchos expresan su cansancio con estas apps. Agustin Martinez, usuario de 27 años, dejó de usarlas tras cuatro años sin éxito. “Era como una lotería, pero nunca ganabas nada”, dice. Algunas personas todavía encuentran el amor en estas plataformas, Sofía y Andrés se conocieron en Bumble en 2019 y hoy están casados. “Fue inesperado, pero conectamos desde el principio”, cuenta Sofía, “si no hubiera sido por la app, jamás nos habríamos cruzado”.

Un estudio de la Universidad de Stanford en 2021 reveló que el 39% de las parejas heterosexuales y el 60% de las homosexuales en EE.UU. se conocieron en línea. “Las aplicaciones pueden ser frustrantes, pero siguen siendo una de las formas más efectivas de conocer gente”, afirma Michael Rosenfeld, sociólogo y autor del estudio.

Por US$3,99 encontrás el amor

Tinder lleva siete trimestres seguidos perdiendo suscriptores de pago. Para compensarlo, muchas apps apostaron por funciones premium. Hinge cobra USD$3,99 por una “rosa” (premium) para hablar con perfiles destacados. Tinder ofrece planes desde USD$17,99 al mes hasta USD$499 por acceso a los perfiles más populares. Sin embargo, cada vez menos personas quieren pagar por estos servicios. “No voy a pagar para que me ignoren”, afirma Javier Mendez.

La mayor amenaza para estas plataformas es el regreso al mundo offline. Más solteros buscan pareja en eventos presenciales. ‘Thursday’ organiza citas en 30 ciudades. Los clubes de corredores y clases de cocina también se han convertido en espacios para conocer gente. Eventbrite informó un aumento del 42% en la asistencia a eventos para solteros entre 2022 y 2023. 

Pew reaserch center – 2/02/2023

Para recuperar usuarios, algunas apps exploran la inteligencia artificial. ‘Volar’ permite que los bots de los usuarios “salgan” entre sí. Otras se enfocan en nichos específicos: ‘Grindr’ sigue creciendo, al igual que ‘Feeld’, enfocada en poliamorosos. Match Group ha lanzado apps dirigidas a homosexuales (‘Archer’), padres solteros (‘Stir’) y minorías étnicas (‘BLK’, ‘Chispa’).

Más que citas, estas apps buscan convertirse en comunidades. ‘Grindr’, por ejemplo, ofrece información sobre bares gays y VIH. Bumble quiere reinventarse como una “empresa de conexiones” en lugar de una app de citas. Sin embargo, cambiar la forma en que la gente busca el amor no será fácil. Las tendencias actuales indican que las citas digitales perdieron su magia y que los solteros están volviendo a la interacción cara a cara.

El riesgo de enamorarse de un bot

Para recuperar usuarios, muchas apps están recurriendo a la inteligencia artificial (IA). Desde algoritmos que “aprenden” a quién te gusta hasta bots que charlan por vos, el objetivo es mejorar la experiencia… o al menos hacerla menos frustrante.

“Queremos que la IA sea una aliada emocional”, dijo Bernard Kim, CEO de Match Group, en una conferencia reciente. “Imagina una app que no solo te sugiera personas atractivas, sino que también entienda tus valores, tus tiempos y tus inseguridades”.

Algunas apps, como ´Volar´, permiten que bots conversen entre sí antes de que dos personas se hablen. “Lo probé por curiosidad. El bot chateó con el de otra persona por una semana antes de decirnos que podíamos hablar directamente. Fue rarísimo, casi como un reality show sin cámaras”, cuenta Emilia Gauna, usuaria de 29 años.

Pero no todo es tan futurista como parece. Según un estudio de 2023, la IA puede replicar sesgos sociales. En India, por ejemplo, el algoritmo de Bumble favorecía perfiles masculinos, dejando de lado a mujeres y personas no binarias. “El algoritmo no es neutral. Aprende de nuestros prejuicios”, advierte Nandita Sharma, investigadora que lideró el informe.

Gráfico de Statista

La IA también se utiliza para mejorar la seguridad. Sarah Cohen, jefa de operaciones de seguridad en Hinge, afirmó que “detectamos más del 60% de los perfiles falsos antes de que interactúen con usuarios reales, gracias a herramientas de machine learning”.

Sin embargo, la automatización también genera dudas. Muchos usuarios sienten que el proceso de citas se volvió mecánico. “Era como que ya no decidías vos, era un algoritmo decidiendo con quién podías tener una cita”, opina Agustín Martínez, que dejó de usar apps tras cuatro años sin éxito.

Un estudio publicado por Infobae en febrero de 2025 señaló que varias plataformas usan IA para elegir las mejores fotos de perfil o sugerir lugares ideales para una cita. Pero la intervención constante de la tecnología plantea preguntas sobre privacidad y autenticidad. Jemima Kelly, periodista del Financial Times, reveló que su cita había usado una herramienta llamada Deep Search para elaborar un perfil psicológico de ella antes de conocerse. “Fue invasivo. Sentí que no estaba conociendo a alguien, sino que esa persona ya tenía todo calculado”, contó.

Además, los bots siguen siendo un problema. Una encuesta reciente indicó que el 64% de los usuarios sospecha haber interactuado con uno. “Me enamoré de un perfil que nunca existió. Era un chatbot que solo respondía con frases cliché”, recuerda Tomás, un usuario que intentó denunciar el caso sin éxito.

En respuesta, Tinder está probando funciones de verificación biométrica y carga obligatoria de selfies para combatir los perfiles falsos. Pero eso también implica nuevos debates sobre la privacidad.

Según un artículo reciente de La Nación, el miedo a hablar con bots está creciendo especialmente en Argentina. Más del 60% de los usuarios se sienten inseguros ante la posibilidad de estar interactuando con una IA, y dos de cada tres personas sospechan que al menos uno de sus “matches” (conexiones) no era real. La psicóloga y sexóloga Mariana Kersz advierte que este tipo de interacciones genera “falsas expectativas” y puede “aumentar los niveles de ansiedad, desconfianza e inseguridad”. Además, señala un efecto más profundo: la dependencia emocional de vínculos digitales “perfectos” y sin espacio para la frustración.

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