El bajo nivel de ingresos, el contexto inflacionario y la falta de créditos hipotecarios son algunas de las razones por las que independizarse actualmente en Argentina se parece más a una fantasía que a un sueño.
La fórmula solía ser simple: estudiar, trabajar, quizás alquilar un tiempo y, a los pocos años, con algunos sacrificios, comprar una casa. Sin embargo, hoy ese camino es bastante más sinuoso: muchos jóvenes no logran emanciparse de la casa de sus padres o, si lo logran, es a costa de pagar un alquiler que suele ser muy elevado respecto de sus ingresos. De acuerdo con un informe de la fundación Tejido Urbano, 4 de cada de 10 jóvenes de entre 25 y 35 años sigue viviendo con sus padres o sus abuelos. Es decir, son más de 2.000.000 de personas que aún no logran emanciparse de su hogar familiar.
Una de las principales razones tiene que ver con la relación entre el salario de los jóvenes y el precio de las viviendas. Al respecto, Fernando Álvarez de Celis, economista urbano y director de la fundación Tejido Urbano, explica: “antes la gente lograba a lo largo de su vida activa tener su casa, a través de ahorros, porque la relación entre los salarios y el precio de una vivienda solía ser de nueve años de salarios promedio. Hoy estás arriba de 20 años de ingreso promedio, con lo cual está cada vez más alejado”.
La gran diferencia entre el ingreso promedio y el costo de una vivienda responde al contexto inflacionario del país y a las grandes oscilaciones que hubo en el poder adquisitivo durante, al menos, los últimos 50 años. Según una investigación de Argendata, en 2023 el salario real fue 31% menor al del pico histórico de 1974.
Además, “Argentina no fue capaz de sostener el crecimiento económico más allá del 2011”, profundiza el estudio. Entre 2003 y 2011, el ingreso per cápita familiar acumuló un crecimiento del 57,5%, pero luego se contrajo un 23,5% entre finales de 2017 y finales de 2020.
“Los que hoy tienen más o menos 30 años son el grupo que menos expuesto estuvo al crecimiento económico en los últimos 100 años”, comenta Federico González Rouco, economista especialista en acceso a la vivienda, y añade: “cualquier persona más grande, que tenga hoy 50, 70 o que haya nacido a principios del siglo pasado, tuvo una mejor situación económica durante su juventud que la generación de los actuales jóvenes adultos”.
Según los especialistas, una forma de revertir la problemática de la emancipación sería a través de créditos hipotecarios, que actualmente están volviendo a ofrecerse luego de cinco años en los que no estuvieron “en góndola”. Sin embargo, para que los créditos sean exitosos, deben cumplirse algunas condiciones que aún no se han dado en el país. “Los créditos son necesarios para que mejore la situación, pero deben ser constantes en el tiempo y a largo plazo para que la gente se anime a sacarlos”, señala Álvarez de Celis.
Además, otro factor fundamental para su correcto funcionamiento es una mínima estabilidad económica, de la cual la Argentina no goza. Para González Rouco, “el último momento de crédito hipotecario fuerte fue en 2017 y 2018, cuando los salarios eran aproximadamente el doble que ahora.Y los inmuebles hoy valen lo mismo que en ese momento y están subiendo”.
Los altos niveles de pobreza (que fue del 52,9% durante el primer semestre de 2024), de acuerdo con el economista de Empiria Consultores, también son un obstáculo para su desarrollo: “Es difícil pensar en familias con ingresos necesarios para acceder a un crédito con un porcentaje tan alto de pobreza, no es compatible una cosa con la otra”.