Se prenden las luces. Suena la música. Indican que comiencen los aplausos.
“Muy buenas noches y bienvenidos a “Tu Cara Me Suena” tercera temporada”, Dice Marley acercándose a la cámara y desfilando su famosa sonrisa.
Y así arranca la noche, que en verdad arranco hace cuatro horas y que en verdad de noche no tiene nada.
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Uno tiene un contacto que tiene otro contacto que tiene una hermana que arranco a trabajar en Telefe controlando la pantalla que pasa la letra de las canciones que cantan los participantes de Tu Cara Me Suena.
Y entonces se anota en la lista de público. Una lista que indica que a las 10.00 am de un miércoles hay que estar en los estudios Endemol, esquina Ravignani y Cabrera, Palermo. Las puertas abren a las 10.30 y la filmación arranca a las 11.00.
Es la segunda grabación del programa que acaba de arrancar su tercera temporada y que se transmite los lunes a las 9.15 por la pantalla de Telefe. Artistas argentinos imitan a personajes del mundo de la música tanto nacional como internacional en una competencia que tiene una propuesta, ante todo, divertida. No hay lugar para el escándalo en el escenario y eso destaca y caracteriza al show.
Afuera del estudio a las 10.00 am como indicado, toma lugar una fila que invade más de la mitad de la calle Ravignani y desemboca en un gran edificio blanco que no llama la atención, lo único que lo destaca es un cartel, nada prominente, con el logo “Estudios Endemol”.
Un grupo de adolescentes uniformados acaparan la vereda y la atención de todo peatón, repitiendo cantos de su viaje de egresados y riendo a fuertes carcajadas.
-Son los chicos que trae flechabus, dice Julia.
-Si siempre igual de pesados, le contesta Erica.
Erica y Julia (quienes prefieren no exponer sus nombres verdaderos), son madre e hija que han pasado por una gran cantidad de filas como esta.
-Fuimos a todas las grabaciones de “Elegidos”, a las de “Tu Cara Me Suena” de la temporada anterior, y a algunas de “Showmatch”, cuenta Julia.
-Si y este año en Elegidos conocimos a un técnico de sonido que nos anota en todas las listas, ya nos tienen re conocidos en Telefe, completa la mama.
-Y pudieron conocer a algún famoso? Se prestan o son más distantes?
-Nono, acá son todos re buena onda, tenemos foto con todos los jurados y participantes de elegidos, mi hija tiene una campaña anti-bulling y con eso se re copaban, se ponían las remeras de la campaña, se sacaban fotos, difundían, toda la onda.
-Si, igual, en estudios pampa (donde se graban los demás programas de Telefe) funciona mejor la organización, acá nos van a tener años… , interrumpe impaciente Julia.
Y de hecho así fue.
Para poder estar en la tan codiciada lista y entrar, había que estar presentes a las diez de la mañana con DNI en mano… Es fines de Junio y el frio de mañana, por más gritos de los “chicos de flechabus” y anécdotas de Juli y Erica, no se disimula. Llegan las 11.00 am y la fila sigue igual de estática que hace una hora, el reloj marca las 12.00 am y la inmovilidad permanece, tres minutos antes de las 12.30 avanza la fila.
Decir “avanza” resulta muy generoso, “se adelantan un par de pisadas” es más preciso.
En fin, después de pequeños pasos, el reloj marca las 13.00 y nos encontramos en la puerta de estudios Endemol. El momento tan esperado en el cual el guardia sacaría la tan anhelada lista, diría nuestros nombres, pediría nuestros documentos y finalizaría diciendo “Entren por acá, tiene un lugar guardado” había llegado.
Pero no.
No nos encontramos con ninguna lista, ni siquiera un papel, ni siquiera una anotación en una servilleta. Pasamos caminando directamente como si estuviésemos en nuestras casas y nos indicaron esperar en un pasillo alargado donde se encuentra toda la escenografía. Pasan hombres hablando por celular, otros haciendo anotaciones, mujeres maquilladas y vestidas para salir en escena, todos esquivándose entre sí. Uno por uno van acomodando a la audiencia en las tribunas y de a poco se acorta la fila, se puede ver un poco las luces del programa por la puerta al final del pasillo caótico que da al escenario. Se escucha música a un volumen fuerte.
Una vez que entrás y te acomodás en tu butaca empezás a observar el lugar. Y lo observas más que bien porque por otra hora más te van a hacer esperar.
El escenario tiene alrededor de un metro de altura y es un cuatro de lo que aparenta en la televisión. Tiene unas pequeñas escaleras al fondo, por donde salen los participantes para hacer su “performance”, un par de metros de escenario que desemboca en un círculo de unos tres metros de radio y listo. Eso es todo. Sin descanso las luces azules y blancas dan vueltas acompañando a la incansable música.
Aparece Marley, prueba su micrófono, saluda al público y les charla. Habla con Carla, la voz en off , “alguien le dice a esa boluda que se acuerde de decir lo de Subway en tiempo, siempre lo hace mal y me pisa”, bromea, el publico ríe.
El conductor se muestra desenvuelto y sonriente, igual que en cámara. Minutos más tarde entra la Negra Vernaci con un champagne en mano, saludando a quienes tiene al lado y sonriéndole a la audiencia. Se acomoda en su lugar de jurado y, en seguida, entra Umberto Tortonese y La Sole para ocupar los otros dos lugares de la mesa. Marley se acerca y los saluda, hablan entre sí con los micrófonos prendidos, entretienen al público.
Siendo las 14.30 el productor llama a todos los de la producción a que se ubiquen en su lugar, “en tres arrancamos”.
El conductor acuerda con el jurado empezar el programa con un chiste que ya habían empezado. Y ahora sí, después de cuatro horas de espera, arranca la noche que, como dije antes, de noche no tiene nada.
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Un encargado de escenografía se ubica atrás del escenario a la vista del público pero no de las cámaras, es quien indica cuando empezar un aplauso, cuando terminarlo, cuando pararse, cuando sentarse, cuando gritar, cuando emocionarse. El show arranca y entre presentación y presentación de cada participante hay unos veinte minutos de espera, de nuevo.
Entre cada pausa tanto los participantes y los bailarines como los jurados y los productores, dejan sus puestos y caminan por toda la producción con una comodidad notable. Un grupo de chicas llaman a Pablo Martinez, , el se acerca y les charla, esto mismo pasa en el caso de las demás “estrellas”, y todas se muestran muy naturales y conformes, mucha buena onda, como había dicho Érica.
Pasadas las dos horas de grabación el cuerpo empieza a pedir aire, las luces no paran de bailar por el lugar, la música no se calla, y el movimiento no se detiene. Después de tantas horas en Endemol Estudios la vista se empieza a cansar y empieza a resultar cotidiano ver a Benjamin Rojas y Claribel Medina pasar conversando.
La grabación termina, se agradece a todos por haber ido, Marley despide a la cámara hasta la próxima semana y se sale de los estudios con los oídos desgastados, pero recordando los chistes de Dan Breiman, de las torpezas de Marley y las increíbles voces de Josefina Scaglione y Diana Amarilla.
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Cinco días más tarde, el programa ya editado es reproducido en la pantalla de Telefe. Los ángulos de las cámaras hacen que el escenario se agrande notoriamente, las tan incansables luces dejan las caras de las estrellas pareciendo semi-dioses y la música, una vez más, queda en la cabeza de todo publico que, desde su casa, aplaude, se para, se sienta, grita y se emociona.