El cáncer de cuello de útero es el tercero más diagnosticado entre las mujeres argentinas, a pesar de que podría prevenirse casi por completo. Afecta a 7 de cada 100.000 en nuestro país, según los últimos datos del Instituto Nacional del Cáncer. Además, las estadísticas del ministerio de Salud advirtieron que ,en 2019, 3.057 mujeres murieron a causa de esta enfermedad.
Los datos del Instituto Nacional del Cáncer muestran que, si bien durante el 2020 el gobierno tenía como meta realizar 250.000 análisis de PAP, solo se realizaron el 33% de los mismos. En el mismo documento en el que aparecen las cifras, la institución explica que “el desvío negativo”, es decir, la subejecución del objetivo en más de un 66 por se debe a “una disminución de los registros de tamizaje por parte de las provincias que articulan con el Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cervicouterino, causada por la emergencia sanitaria decretada”.
Esta situación contrasta con 2019 en la que los números muestran una sobreejecución, ya que la meta era de 189.000 análisis y se terminaron ejecutando 300.997. De todas maneras, al mirar los datos de 2015 en adelante hay tres años en los que se subejecutó, incluido el 2020, y tres en los que se hicieron más tratamientos de los previstos inicialmente.
Punto Convergente realizó un pedido de acceso a la información al Instituto Nacional del Cáncer para conocer con más detalle las razones de los resultados de las cuentas de inversión y no se obtuvo respuesta.
Para Silvina Arrossi, investigadora del CONICET y ex coordinadora científica del Programa Nacional de Prevención “La falta de controles ginecológicos es posible, y esto no solo ha ocurrido en Argentina sino en toda la región. Es comprensible en el marco de la pandemia y significa un desafío mayor hacia adelante porque habrá que recuperar todo lo que no se hizo”.
El Papanicolaou (PAP) es un estudio que detecta lesiones en el cuello del útero, que en muchos casos- y de no contar con el seguimiento adecuado- pueden convertirse en cáncer. Los ginecólogos recomiendan que se realicen este estudio las mujeres entre 21 y 65 años.
Según el Observatorio Global del Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 se detectaron 4.583 casos de cáncer de cuello de útero en nuestro país. siendo el tercer tumor más frecuente diagnosticado en mujeres.
Esta enfermedad se produce por una infección de las células del cuello de útero causada por algunos tipos de VPH (Virus de Papiloma Humano). Es muy común, “de 10 personas sexualmente activas 7 en algún momento de su vida están en contacto con el virus”, dice María Eugenia San Martín, médica ginecóloga. En la mayoría de los casos desaparece por sí solo y no causa ningún problema de salud. Pero cuando persiste, puede provocar verrugas genitales o cáncer.
Existen tres causas por las que puede devenir en un tumor maligno: por la ausencia de controles por parte del paciente, por un seguimiento inadecuado de la evolución del caso y por último, por el tipo de virus, que puede ser de alto o bajo riesgo.
Arrossi explica que esta enfermedad ocurre principalmente en aquellas mujeres que no acceden a los análisis. También agrega que esto tiene que ver con la desigualdad social en salud. “La falta de controles puede darse por distintos factores como la ausencia de una cobertura médica, por bajo nivel educativo o el poco acceso a los servicios”, expresó.
Los últimos datos del Instituto Nacional del Cáncer del año 2017 muestran que en las provincias de La Pampa, CABA, Santa Cruz, Mendoza y Córdoba se registraron los números más bajos de mortalidad en el país. Mientras que las provincias del norte son las más afectadas.
Si bien en Argentina existe el Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cervicouterino que tiene como objetivo contribuir a la reducción de la incidencia y mortalidad por esta enfermedad, aún continúa siendo un problema significativo de la salud pública en Argentina.
Autores: Felicitas Paganti y Pedro Felli