Cine, teatro, música, deportes. Las formas de entretenimiento son variadas y múltiples. Pero, ¿Qué ocurre con las personas con alguna discapacidad?
El arte es un instrumento que facilita y promueve la inclusión. Por tanto, existen asociaciones que surgieron en pos de facilitar el acceso a momentos de esparcimiento para cualquier persona. Por ejemplo, la Fundación DISCAR, que trabaja desde 1991 por la inclusión de las personas con discapacidad o diversidad funcional en todos los ámbitos de la sociedad, cuenta con distintas áreas de entretenimiento.
Entre ellas destaca arte y capacitación, deporte, talleres, radio, maquillaje y gastronomía, con el fin de brindar momentos de ocio y para que los participantes desarrollen todas sus capacidades. Jorge Billordo, psicólogo y director del área de arte y de deporte de la fundación, aseguró que trabajan “con personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, lo cual no quita que haya otras personas participando de los talleres”.
Además, cuentan con un equipo heterogéneo de 44 miembros profesionales y artistas: psicólogos, psicopedagogos, actores, actrices, contadores, abogados, entre otros. Respecto del trabajo que realizan, aseguro que buscan “lograr la inclusión plena”, lo cual “sería eliminar la palabra inclusión”.
Por su parte, la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA), que es una organización de familia con grupos de contención, cuenta con programas y talleres artísticos. Liliana Nuñez de Otero, asistente de públicos internos y relaciones con la comunidad de ASDRA, contó que en ocasiones trabajan “por ejemplo con la asociación de autismo y otras discapacidades, como parálisis cerebral, a nivel nacional e internacional”.
Otra experiencia de entretenimiento es Teatro Ciego, una compañía experta en contar historias en absoluta oscuridad. Así, cada obra invita a jugar “más allá de los límites visuales”, según sostiene la empresa en su sitio web. Además, proponen “una experiencia completamente inmersiva que despertará tu imaginación y desafiara tu realidad a través de los sentidos, movilizando cada parte de tu cuerpo”.
Juan Pablo Iniesta, estudiante ciego de periodismo en la Universidad Católica Argentina (UCA) pertenece al Grupo Scout San Rafael y afirma que en su tiempo libre escucha música, hace cursos para mantenerse ocupado, lee de manera digital y está en varios grupos de lectura que se formaron en cuarentena de acuerdo a distintos géneros. “Me gustaría que hubiera la parte de juegos para ciegos, porque no están muy buenos y son de mala calidad. No existen juegos accesibles para xbox o para play 4, por ejemplo.”
En ese sentido, forma parte de un proyecto de audiocuentos que surgió en la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA “para ayudar a la comunidad ciega”. Sin embargo, Iniesta sostuvo: “A la larga me di cuenta que no solo le interesaba a los ciegos, si no que a toda la comunidad. Fue un éxito en un montón de escuelas, donde donamos los audio cuentos”. “Al principio, hice 8/9 los primeros meses y ahora son 29. Se fue copando mucha gente. Gustó tanto el proyecto que me contactaron de Mendoza para usarlo en un canal de Facebook”, añadió al respecto el joven.
En su experiencia, Mario Javier Suñé, quien es ciego y vive solo con su hijo, se entretiene con audiolibros que descarga de la Biblioteca Tiflonexos, la cual provee servicios para personas con discapacidad visual. En esa línea, colabora en la Biblioteca Argentina Para Ciegos, en la comisión directiva y del voluntariado.
Además, disfruta de andar en bicicleta, hacer gimnasia y yoga. También ve películas a través de Netflix o Audiocinematica, con audio descriptivo para personas ciegas, así como acude a aquellas obras que el Teatro Cervantes, San Martín y Teatro Regio adaptaron con audiodescripción. La música también forma parte de su vida a modo de entretenimiento, con su trabajo en la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos.
Como mamá de un joven de 26 años con síndrome de down, Nuñez de Otero expresó que le gustaría que se separara “la idea de discapacidad con dificultad”, porque “la discapacidad es una construcción social, no es algo que se tiene”. Al respecto, la mujer aseguró: “En la medida que rompamos eso vamos a tener un concepto más claro. Ver a cada persona como es y respetarla, compartir y convivir. La convivencia. La inclusión pasó de moda y con razón, porque todos somos parte, el que se quiere apartar es porque quiere, uno elige con quién juntarse”.
En ese sentido, Billordo consideró que “no se emparenta la discapacidad con la enfermedad”. Por tanto, sumó: “Dentro de los conceptos no es algo que está en la persona, sino que se constituye socialmente, en el entorno”. Al respecto, Nuñez de Otero dijo que “a veces hay en la conciencia colectiva un imaginario de tristeza, angustia y del no poder en la discapacidad”.
“Las personas con discapacidad no tienen ninguna dificultad para nada. Tienen las mismas dificultades que tienen las demás personas. Si hay accesibilidad no hay dificultad. La sociedad se tiene que adaptar, no las personas”, enfatizó la mujer. Además, añadió: “Para acceder a la recreación, entretenimiento o cualquier actividad lo único que tiene que haber es la posibilidad”.