Punto Convergente

Salvador Mazzocchi, el ingeniero influencer del fuego

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Con más de 127 mil seguidores en Instagram, Salvador enseña todos los días recetas y tips para cocinar rico con lo que hay en casa. Quién es la cara detrás de la cuenta @salvalacocina y cómo logró fusionar la cocina con la Ingeniería Industrial.

Clark Kent es un personaje ficticio que convive con dos vidas paralelas muy diferentes entre sí. Durante el día es un simple y común reportero, pero por las noches usa un traje colorido y bajo el alias “Superman” lucha contra el crimen. Parecido, pero no tanto, es lo que le ocurre a Salvador Mazzocchi: es ingeniero de día y “foodie influencer” por la tarde.

Salvador, de 36 años, trabaja como Ingeniero Industrial hace ya más de diez años. Se recibió en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y siempre se sintió cómodo en el área de ventas. Hoy en día representa a la empresa multinacional “3M”, pero su pasión va por otro lado.

Desde chico que es apasionado por “los fuegos”, como él lo llama. “Yo lo llamo pasión viste”, afirma. Al preguntarse por su origen, Salvador atraviesa un flashback mental buscando recordar el momento en que nació este amor, hasta que encuentra la respuesta en un recuerdo fuerte emocionalmente. Cuando transcurría su adolescencia, “Salva” —como lo llaman sus cercanos— tuvo que vender choripanes y pollos en la puerta de la verdulería de su padre para ayudar a su familia a atravesar una difícil situación económica. También, recuerda con mucha nostalgia los asados en su casa con su padre y su tío todos los domingos.

Pasaron más de 10 años y las cosas no cambiaron, Salvador sigue siendo el asador oficial de su familia y amigos. “El fuego representa algo tan lindo, genera una unión, una charla entre amigos”, dijo en una charla con el podcast “Me gusta comer”.

Hace cuatro años comenzó a subir esporádicamente fotos de los asados a su Instagram, y alguna que otra foto con su familia, “lo que me pintaba” —confiesa—, hasta que un día los seguidores y los “me gusta” comenzaron a estallar en las fotos gastronómicas. Hoy en día, la cuenta de Salvador, llamada @salvalacocina, suma 736 publicaciones y cuenta con 127 mil seguidores, dos estadios de River Plate completos.

Constancia y pasión, esa es la respuesta que rápidamente se desprende de Salva al ser preguntado por su éxito. “Para mí la clave está en traspasar la pantalla, comunicarle tu pasión a la gente, eso es lo que intento transmitir”, responde con una seguridad absoluta digna de una persona convencida por lo que hace. Su meta es subir dos recetas por día, un al mediodía y otra a la noche, aunque no siempre lo puede lograr.

“Soy Salvador. Recetas y tips para que puedas cocinar rico con cosas que tenemos en casa”, es lo primero que se lee al ingresar a la cuenta @salvalacocina. Desde matambre, bife, pollo y bondiola hasta fondue de zapallo, pastel de papa, arroz con calamares y buñuelos de espinaca. Hay para todos los gustos. Pero en esta cuenta no solo se puede apreciar el lado gastronómico del hombre barbudo de 1,78, ya que, como se lee claramente en su biografía de Instagram, Salva utiliza sus dotes de ingeniería y sus conocimientos sobre los “fierros” para fabricar sus propios elementos de cocina. “A veces fabrico una parrilla, un fogonero o un asador. Es una forma de vincular mis dos dotes. A esa faceta la llamo Bob el constructor”, explica entre risas.

Otro de los objetivos que busca Salvador con su cuenta es ofrecerle a los seguidores recetas que puedan hacer en sus casas con condimentos que se pueden conseguir fácilmente. También busca diferenciarse de aquellos cocineros de Instagram que saltan pasos en sus recetas, dejando dudas en quienes buscan imitar sus platos. Por eso puede apreciarse en todos sus videos que no hay un solo paso sin explicar.

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¿Cómo combinar ambos mundos y sacarle provecho? Esa pregunta le surge día a día a Salvador. Cómo vincular sus dos habilidades. Es una pregunta a la que todavía no encontró respuesta. Pero sí hay algo de lo que no hay dudas, cuando él imagina su futuro, aprecia nítidamente la gastronomía, el dedicarse de lleno a la cocina, llegar al millón de seguidores, y por qué no, aparecer en la televisión, mientras que la ingeniería parece no tener lugar en su fantasía.

El día de Salvador arranca bien temprano en su casa en el barrio de Castelar. Se despide de su mujer Mariana y de su hija de dos años Emilia, y se dirige hacia su trabajo que lo tiene la mayor parte del tiempo en la calle vendiendo y hablando con clientes. A las 18:30 llega a su casa y, sin perder ni un segundo, se pone a crear recetas y filmar sus videos tutoriales. Detrás de la cuenta @salvalacocina y sus videos de un minuto, hay un trabajo exhaustivo. La compra de materiales, el proceso de cocción, la filmación y la edición le ocupa aproximadamente 8 horas diarias. “A veces me vuelvo loco conviviendo con los dos laburos. Capaz que son las 2am y estoy editando un video”, agrega.

Dos trabajos que a priori parecen muy lejanos tiene algo en común que permite a Salvador desempeñarse efectivamente en ambos rubros; el contacto con la gente. Por un lado el sector ventas en su trabajo de ingeniería le exige un contacto con los clientes, un aspecto que disfruta de su trabajo, y por el otro lado el contacto con sus seguidores de Instagram, quienes día a día le hablan por mensaje y le comentan todas sus publicaciones. Desde agradecimientos y felicitaciones hasta pedido de consejos para cocinar en una cita. “Creo que es uno de mis puntos fuertes, la cercanía con los seguidores. Trato de contestarles a todos”, explica Salvador. Y este “engagement” de los seguidores atrae marcas que confían en Salvador y le facilitan materiales como carne, leña, entro otros.

Además de la cocina, la ingeniería y su familia, hay lugar para otra pasión: el fútbol, más específicamente el club de sus amores, All Boys. Nacido y criado en el barrio de Floresta, hogar del “Albo”, considera al club como algo esencial en su vida. “Es mi cable a tierra. El barrio, mis amigos, el asado antes de ir a la cancha. Forman parte de mi ADN”, explica casi emocionado.

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Apasionado, activo, amiguero, sociable. Así se define Salvador en pocas palabras. Parecida es la descripción que da Mariana Porris, su pareja de hace ya siete años: “Es una persona súper apasionada por lo que hace, no para hasta lograr lo que quiere. Intenta, crea, imagina. Hay algo que le gusta aún más que el fuego, juntar gente”.

Poniendo un poco los pies en la tierra, Salvador no pierde de foco que no es un chef ni un cocinero profesional, sino que es “un pibe normal que cocina para sus amigos y familia”.

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