Punto Convergente

Las pelucas se vuelven solidarias

A la izquierda, Silvina Aimé con su cabello natural antes de la quimioterapia. A la derecha, con la peluca que le donaron.
Compartilo

Un grupo de organizaciones se unió para pedir donaciones de cabello y crear postizos para regalar a las personas que atraviesan quimiterapia y no tienen recursos

En 2016, Silvina Aimé (49) tuvo cáncer de mama. Hace un año que terminó con los todos los tratamientos, pero aún así cada vez que recuerda el momento en que su médico le dio la noticia le agarra un escalofrío: “Me acuerdo de que tenía miedo de lo que pudiera llegar a pasar. Pero también me daba miedo quedarme pelada, no quería que los demás me tuvieran lástima”.

A través de la Fundación Pelucas Solidarias Baradero pudo obtener el postizo y asegura que cambió su forma de “afrontar la enfermedad”. 

Más miedo me daba quedarme pelada porque no quería que los demás me tuvieran lástima.

Silvina Aimé, 49 años.

Antes de contactar a la ONG, buscó pelucas por “todos lados”. Desde Luján viajó a Capital Federal y pasó por varios locales que confeccionan melenas de pelo sintético y natural. Pero el precio, 15.000 pesos en enero del 2017, le impidieron decidirse por alguna. “Me aferré a mi pelo lo más que pude, hasta que sentí que parecía Frankenstein y me tuve que pelar. Me molestaba quedar pelada porque no lo podía disimular”, explica. 

El cabello donado llega a las ONG vía el correo.

Cuando finalmente supo que existía una fundación que hacía pelucas, con mechones de pelo donados, y las prestaba a pacientes oncológicos, se decidió.  “Les pasé una foto de mi documento y mi historia clínica y ellas me dijeron que me esperaban en Baradero. Pensé que iban a tener tres pelucas locas pero cuando ví el galpón me sorprendí muchísimo. Había tantas opciones…”, recuerda. Finalmente, encontró una  “lacia y morocha por los hombros”, muy similar al pelo que antes tenía.  

“Me la probé y no me la quise sacar más. Al fin sentí que era yo de nuevo. Sin ella siento que hubiese estado recluida. No podía enfrentar el mundo sin mi peluca”, cuenta emocionada. 

Silvina Aimé, 49 años.

Ahora, ya con su pelo natural que cae sobre sus hombros, Silvina intenta ayudar a la ONG que tanto le dio: “Si necesitan toallas, algún material o ventiladores se los mando. Les estaré por siempre agradecida a ellas que todos los sábados se juntan a confeccionar pelucas y a la gente que se anima a donar su pelo”, concluye

Cómo donar cabello

Donar pelo es muy sencillo. Lo único que se debe tener en cuenta es que debe estar limpio, atado, seco, y debe medir más de 15 cm. “Puede estar teñido, alisado, con rulos, con canas, con colores locos, todo suma”, explica Jimena Ferrer Lozano, fundadora de Pelucas Solidarias de Baradero.

  1. Acomodar: El cabello debe estar limpio y seco. Si bien la tintura, las canas o el decolorado no son impedimentos a la hora de donar, si lo son las rastas y las extensiones.
  2. Separar: Dividir el cabello en mechones, de un mínimo de 15 cm de largo, atados con bandas elásticas en los extremos. En lo posible, no trenzar el cabello.
  3. Cortar: Una vez que el pelo esté cepillado y separado, se debe cortar por encima de la liga para que quede comprimido en la colita.
  4. Enviar: Guardar el cabello en una bolsa hermética o en un sobre de papel identificando: nombre, largo de cola, tipo de pelo, procesado o virgen.

Cuando empezó esta organización en 2015 junto a una amiga que había tenido cáncer de mama, les llevó tres meses confeccionar una sola peluca. Ahora, con la ayuda de otras 12 mujeres que se juntan todos los sábados, las terminan en tan sólo una semana.

Las voluntarias de Baradero reciben donaciones por correo y de manera presencial. En Pelucas Esperanza de Gualeguaychú, también se manejan con la colaboración de mujeres como Martina Alvarado, de 48 años, que actúa como nexo de la fundación entrerriana y recolecta los mechones de donantes en Buenos Aires. Luego, los entrega a una compañera de trabajo, oriunda de Gualeguaychú, quien los traslada en auto hacia la organización. “Me manejo por el boca en boca, me hablan directo a mi celular y yo voy a donde están. Debo llevar ya 120 mechones entregados”, detalla Martina.

La fundadora de Pelucas Esperanza, Evangelina García Blanco, concluye: “Nos llena de orgullo cambiar la tristeza de los pacientes por una peluca que les saca una sonrisa enorme”.


Redactado por

Scroll al inicio