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Futuro incierto: las nuevas tecnologías y el empleo

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En la historia de la humanidad el avance tecnológico causó inquietud en la sociedad. Cómo reacciona la sociedad frente al nuevo escenario

Ya desde el final de la Guerra Fría, las certezas se han ido desvaneciendo y, luego de la euforia inicial, el mundo cayó en una larga etapa de incertidumbre. La evolución de la tecnología dio pasos gigantes y está transformando la vida en el planeta. Lo que ocurre es que, en estos últimos tiempos, se hizo visible la sombra que acompaña a estas nuevas tecnologías, la amenazante inteligencia artificial.

Hasta ahora, el hombre ha podido manejar sus propias creaciones. Pero, según un estudio de la Universidad de Oxford, se cree que para 2047 la inteligencia artificial va a superar a la inteligencia humana y, sin querer entrar en clichés, lo que películas de ciencia ficción como “Terminator”  mostró, podría no estar tan alejado de la realidad. Comienza a no ser tan loca la idea de que las máquinas reemplacen al hombre en un sinfín de actividades.

Según el periodista argentino Andrés Oppenheimer, experto e influyente en este tema, “muy pronto, los robots van a estar en las calles, en las escuelas, en los hospitales y en todas partes. Han dado un salto mayúsculo gracias a que son cada vez más baratos y a que la inteligencia artificial le permite a cada robot acceder a la experiencia de los demás robots”.

En países como Japón, los robots ya desempeñan tareas cotidianas

“Ahora, cada robot tiene acceso inmediato a un número casi ilimitado de datos y a la experiencia de la población mundial de robots, que aprenden constantemente unos de los otros. Eso ésta revolucionando el mundo del trabajo”, agrega Oppenheimer, autor del libro ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización.

Miedo al futuro

Marshall McLuhan, conocido como el teórico del cambio, decía que “toda tecnología que genera una gran transformación, supone también una gran amenaza”. El hombre no parece estar preparado para lo que viene, pero es consciente de lo que viene, lo que no es lo mismo. Y es por eso que este tema comienza a cobrar importancia en todos los ámbitos de la sociedad.

Hasta el Papa Francisco tomó cartas en el asunto. Preocupado por los dilemas éticos que estas transformaciones tecnológicas traen aparejadas se reunió con el presidente de Microsoft, Brad Smith, para tratar el tema de la inteligencia artificial. Ambos estuvieron de acuerdo en que ésta debe estar al servicio del bien común y que se deben realizar actividades para reducir la brecha digital que aún persiste a nivel mundial.

El Papa Francisco y el presidente de Microsoft, Brad Smith

Esta cumbre refleja un poco el miedo y la incertidumbre que toda la humanidad tiene con respecto al futuro y a lo que podría pasar si no hay responsabilidad por parte de los poderosos. Porque así como la tecnología es capaz de clonar tejido hepático para un trasplante de hígado, en una mente oscura puede llevar a cualquier tipo de desastre.

Según Vanina Martinez,  investigadora argentina del Instituto UBA-CONICET de Ciencias de la Computación y recientemente destacada por la revista IEEE Intelligent Systems como una de las 10 promesas mundiales en inteligencia artificial, “es inevitable que sistemas basados en estas nuevas tecnologías reemplacen a algunos humanos, lo cual no es malo, ya que vienen a ayudarnos a mejorar nuestra vida realizando tareas que consumen mucho tiempo y que son altamente repetitivas”.

La doctora Vanina Martínez, experta en Inteligencia Artificial

Más allá de esto, la especialista agrega que, aunque el potencial sea inmenso, “todo desarrollo tiene que ir acompañado por políticas de Estado (nacionales e internacionales) que ayuden a moldear de la manera menos perjudicial posible el cambio en el tipo de trabajos que se ofrecerán, se necesitan cambios drásticos en la educación”.

Mayor exclusión

Ignacio Carlucho, ingeniero electromecánico y becario del CONICET, concuerda con esa visión y complementa diciendo que “la mayor problemática es la velocidad de la transición a una sociedad altamente tecnológica, que requiere puestos de trabajo novedosos para los que una parte mayoritaria de la sociedad, principalmente en los países no desarrollados, no cuenta con la formación adecuada. En estos nuevos mercados, los obreros que fueron formados con otra mentalidad quedan de alguna manera fuera del sistema”.

Los dueños de empresas como Google, Apple, Amazon, Microsoft y Facebook no deberían desconocer que, en la relación entre humanos y máquinas, de primar la dignidad del hombre. El hombre nunca puede depender de la tecnología, debe mantenerse libre.

“Las empresas, el Estado, las relaciones y política a nivel internacional, todos tienen la responsabilidad de que el desarrollo y aplicación de estas tecnologías sea, no solo efectivo, sino también legítimo en el sentido de que afecte de manera positiva a la sociedad en su conjunto y no viole derechos básicos“, concluye Martínez.

 

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