Punto Convergente

San Juan, la provincia que sobrevivió a terremotos y se reconstruyó de la mano del urbanismo moderno

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Hace 43 años en esta misma fecha, un 23 de noviembre de 1977, los vecinos de la ciudad de Caucete, en San Juan, amanecieron con una bofetada de la naturaleza: eran las 6.23 cuando la tierra comenzó a moverse de arriba a abajo, de derecha a izquierda, sin cesar. Las sensaciones, esa vez, eran las mismas de siempre: miedo, incertidumbre, desesperación. Claro, no era la primera vez ni sería la última. Treinta tres años antes, la tierra también se abrió en dos a los ojos de cientos de sanjuaninos una noche de calor de 1944.  A las 20:52, en las proximidades de La Laja, un terremoto sacudió a la tierra, al país y derrumbó el 90% de la capital de San Juan. Si la diferencia en escala Richter entre un episodio y otro es reducida, ¿por qué el grado de mortalidad se redujo casi por completo? ¿Qué cambió en esos 33 años?


Lo que se lleva con uno

¿Los eventos catastróficos de tal magnitud pueden seguir presentes en el día a día de una persona? Carmen Argüello era una niña cuando el terremoto de 1944 sacudió su mundo. La primera vez que lo vivió en carne propia fue cuando tenía apenas cuatro años. La memoria funciona de modos que no podemos descifrar, porque algo de ese evento ha calado profundo en ella, en su vida, en lo que hoy la constituye como persona. Sobrevivir a más de tres grandes terremotos también ha forjado su identidad. Ella asegura que “la tierra se abrió” y, por el modo en el que lo dice, no exagera. La familia Argüello vivía, para ese entonces, en las afueras de la capital de San Juan, área sumamente castigada por los destrozos del sismo de 1944. “Hubo una señal, porque pareciera que los animales lo sabían, ¿vos sabés?”, dice Carmen. Los caballos, las gallinas, los perros lo habían presentido minutos antes. El agua se movía de forma irregular. El terremoto había llegado y dejaría alrededor de 10 mil muertos. 

¿Hay alguna cosa de esas experiencias que hoy sigue presente en tu vida? 

– El impacto del temblor en mi cuerpo, cuando siento el mínimo remezón tengo que salir afuera, rápido. 


El dilema entre cambiar o permanecer 

El Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson desarrolló el catálogo 20:52, que formó parte de una exposición sobre el terremoto de 1944 y los cambios que generó para siempre en la provincia, haciendo foco en el instante trágico de la naturaleza, por lo que el título hace referencia a la hora registrada del temblor. Dentro del catálogo, Roberto Amigo afirmó: “Tampoco es posible pensar la Argentina moderna sin las marcas del terremoto de 1944, que destruyó la ciudad de San Juan […] Además, el terremoto adquiere el símil ilustrado de la revolución: la destrucción de un orden para abrir la posibilidad de una sociedad nueva”. 

Esta fotografía se presenta como la portada del catálogo del Museo

Para 1948, luego de que el Reajuste de Planeamiento de San Juan (el cual constaba de un simple plano de ensanche y apertura de calles que extendía la cuadrícula original) fuera criticado por la improvisación de su preparación, carente de conocimientos urbanísticos, el Consejo de Reconstrucción decidió hacer un cambio de raíz en sus estrategias. Se buscó el apoyo de otros profesionales y se contrató a José Pastor como asesor urbanístico y arquitectónico. Él proponía “trocar una vulgar reedificación en una remodelación urbana”, e incluir espacios libres, la coordinación de los accesos ferroviarios y la remodelación de las áreas edificadas. 

Para ese tiempo, la postura en la reconstrucción de la ciudad fue algo que generó tensión entre dos espacios: los trasladistas y los quedistas. En el centro de la escena estaba el urbanismo. Los quedistas planteaban la idea de reconstrucción de la ciudad sobre la misma trama, mientras que los trasladistas sostenían que lo mejor era trasladarla a los alrededores. En medio de ese conflicto, la figura de Pastor puso fin a la disputa, entendiendo que la visión de los quedistas era incorrecta, la de los trasladistas era buena y aceptando como posible salida, aunque compleja, la reedificación en el lugar, pero sobre un trazado moderno, haciendo uso de las técnicas del urbanismo, siendo estos los primeros pasos del Planeamiento. 


Camino a la urbanización 

Lo que ocurrió en 1944 fue patentado en gran cantidad de diarios de la región y del país, y forma parte de la documentación del Archivo General de La Nación, como recordatorio constante de la importancia de invertir en urbanismo y en la construcción de una ciudad moderna, totalmente alejada a la San Juan de esos años. Incluso este evento catastrófico impulsó la creación del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), la Facultad de Arquitectura y una gran cantidad de estudios sobre construcción sismo resistente.

Natalia Segurado, directora del Museo de la Historia Urbana en San Juan, sostiene que ese evento ciertamente ha marcado la necesidad de un camino en miras a una modernización de la ciudad, punto central que atraviesa gran parte de la esencia del museo. “La arquitectura y diagramación urbana de nuestra ciudad se vio transformada sobre todo por el terremoto del 44. Fue el que realmente puso sobre la mesa la necesidad de estructurar una nueva ciudad con veredas más anchas, por ejemplo”, asegura. Y agrega: “El urbanismo realmente hasta ese momento en la Argentina no existía como tal, de hecho La Plata y San Juan son las dos ciudades más modernas y podríamos decir que fueron pensadas en su estructura y trama urbana”. 


Caucete como muestra de cambio

El terremoto ocurrido en Caucete dejó un saldo de 65 víctimas fatales confirmadas (al día de hoy se estima que pueden rondar las 100). Gustavo Vaquer estaba en edad escolar cuando la mañana del 23 de noviembre el terremoto sorprendió a todo. “Yo lo que recuerdo es que estábamos por ir a la escuela y cuando estábamos vistiéndonos para ir se empezó a mover todo de una forma violenta, los perros empezaron a gritar, todos los animales, los pájaros. Se movía todo para los costados, para arriba y para abajo, como una vibración, un ruido muy fuerte”, relata. 

¿Qué pasó después?

– Parecía que el mundo se iba a acabar y salimos todos corriendo a la calle, nos paramos todos allí, había gente en camisón, gente en calzoncillo, todo el mundo lloraba, gritaba. Se cayeron unos postes de la luz, se cortó toda la energía, y no supimos nada más. A la vuelta, una pared medianera se había caído, en las zonas rurales varias calles se habían agrietado, algunas se habían levantado y otras hundido. Muchas casas antiguas, que sobrevivieron al 44, y eran de adobe, se cayeron. 

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Los datos están ahí, como una verdad irrefutable. El dolor de este día siempre se recordará porque hubo muchas víctimas y otros perdieron sus hogares. Sin embargo, hay una abrupta diferencia en el saldo de fallecidos entre terremoto del ’44 y el del ’77, a pesar de que el de Caucete fue 0.1 grados mayor que el de La Laja.

La arquitectura y el trabajo de urbanismo que profesionales llevaron adelante durante el siglo pasado, sobre todo a partir del 1944 como quiebre definitivo, ha servido y ha valido la pena. Se demostró que la preparación urbanística y la arquitectura moderna de las ciudades puede prevenir desgracias y salvar cientos de miles de vidas. Hoy es un día especial para la memoria sanjuanina, una de las provincias que más veces se ha puesto de pie aún en contra de todo pronóstico.

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