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¿Puede la música alterar el sabor del vino?

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¿Puede una nota musical alterar nuestros sentidos y hace que una copa de vino sepa más dulce, amarga o ácida? El músico y matemático argentino Bruno Mesz disertó en la UCA para explicar por qué la música puede influir el gusto de los alimentos y bebidas.

En el vino, el investigador del Laboratorio de Acústica y Percepción Sonora de la Universidad de Quilmes y de la Universidad Nacional de Tres de Febrero focalizó la charla ante los alumnos de Ingeniería en Alimentos y Música de la UCA, en el edifico San Alberto Magno.

“Las personas hacemos asociaciones todo el tiempo, con infinidad de cosas y hechos en nuestras vidas”, afirmó el investigador.

También explicó que nuestras emociones y vivencias se imprimen con detalles u objetos que nos impactan en algún momento especial. Estos tienden a cambiar y son diferentes de persona a persona.

Sin embargo, algunos sabores, un tipo de música o sonido, nos recuerda a distintas generaciones.

Por ejemplo, algunas personas relacionan lo dulce, con una música romántica, un momento de la niñez, una comida favorita o al abrazo de un familiar. O quién no relaciona una melodía particular con su primer amor. Por otro lado, otros relacionan lo amargo, a un momento de tristeza o desolación.

Mesz realizó dos estudios de investigación junto con los físicos Mariano Sigman, investigador en la Universidad Torcuato Di Tella, y Marcos Trevisan, de la Facultad de Exactas en UBA. En uno de los estudios, los investigadores se dedicaron a analizar “el impacto de la música en la percepción del vino a través de metodologías basadas en el tiempo”.

El estudio se realizó con un grupo de 21 participantes (11 mujeres  y 10 hombres) de edades entre 21 y 69 años. Se utilizaron tres estímulos auditivos conformados por dos piezas musicales y el silencio absoluto, y además el vino tinto como estímulo gustativo.

Según explicó Mesz, se pudo arribar a distintas conclusiones. Por un lado, la acidez del vino fue percibida por los asistentes más rápidamente bajo el estimulo de silencio absoluto que con respecto a las composiciones musicales.

Por el otro, en este tipo de análisis se pudo ver la intensidad y la duración de las sensaciones. El dulce y amargo hacen alusión a la tristeza, el ácido a la agresividad y el salado a lo inerte.

En el segundo análisis, los investigadores se concentraron en “el sabor de la música” para ver la relación entre la percepción musical y gustativa. En este caso, utilizaron sensores en la copa de vino conectados en la copa para detectar el campo eléctrico del cuerpo humano y los cambios que se generan. Así, la generación de estímulos se descifra por un computador y un software analiza y da los resultados.

“Lo que se quiere analizar son las emociones. Hoy en día la relación entre la música, los sabores y las emociones siguen siendo un tema en estudio”, contó el investigador.

Y concluyó: “Próximamente también vamos a analizar los olores, y además del vino, vamos a sumar los jugos y el café”.

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