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Millennials: La generación ansiosa

Emma Stone contó que tuvo ataques de ansiedad
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Crecieron en la era de las redes sociales y generaron un nuevo código lingüistico, pero parecen víctimas de la hiperconexión

Millennials son aquellos nacidos entre 1981 y 1996 y son popularmente conocidos por ser la primera generación que vino al mundo junto con las redes. En compañía con ellos, se crearon nuevas palabras y verbos como twittear, likear, favear, todos ligados a su existencia en sitios sociales.

Según la Asociación Americana de Psicología, los millennials son la generación con más ansiedad de la historia. Según un estudio realizado, el 12% tiene desórdenes de ansiedad diagnosticados, porcentaje que va en aumento. Muchas celebridades (Selena Gómez, Emma Stone, Miley Cyrus, entre otras) compartieron públicamente que habían lidiado con este problema.

El psicólogo Mariano Rodríguez señaló que muchos pacientes experimentan este trastorno. “Lo que los analistas llamamos angustia o panic attack, según la descripción del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM en inglés) tiene síntomas físicos relacionados a sudoración, palpitaciones, falta de aire y opresión en el pecho, pero puede variar según cada uno”.

La angustia se presenta de forma intempestiva y la persona queda en un estado de incapacidad de resolverlo. “Allí es cuando consulta, ya que su vida se ve afectada, evitando lugares y circunstancias que a su entender lo van a exponer ante la nueva irrupción angustiante”, explica.

La ansiedad se manifiesta de diferentes maneras, se puede traducir en ataques de pánico, falta de sueño, estar nervioso y preocupado por situaciones inciertas o en la eliminación total de las redes sociales.

Según Anabel Gorbatt, licenciada en psicología, las redes sociales contribuyeron al aumento de la ansiedad ya que predisponen a estar alerta y en un estado de vigilancia permanentemente. Señaló que “la manera en que funcionan las redes e internet puede dificultar la conexión con el momento presente y la capacidad de procesar adecuadamente esa información que recibimos”.

También cree que lo que más relación tiene con los niveles de ansiedad hoy es el contexto, sobre todo en las grandes ciudades y con los ritmos y cantidades (o bombardeos) cada vez mayores en el flujo de la información.

Sin embargo, Martin Techera, psicólogo hipnoterapeuta, consideró que las redes sociales no siempre generan algo negativo ya que muchas veces sirven como herramientas que proveen ventajas de acceso e inclusión. Rodríguez no comparte ese punto y cita a Bauman para sostener que “con las redes los lazos tienden a ser más líquidos, menos consistentes y efímeros”.

“La ansiedad tiene que ver con un aprendizaje también”, dice Techera. Y agrega convencido: “Desde nuestra infancia ver a los adultos hacer muchas cosas a la vez y sin detenerse, es una conducta a imitar como parte de la vida normal”.

Pero hay que tener en cuenta que la ansiedad no es siempre un problema, ya que pequeñas dosis, pueden ayudar a motivarnos a hacer las cosas. “Es una emoción básica del ser humano y necesaria para nuestra supervivencia”, señaló Gorbatt.

Pero sucede que la implícita “obligación” de los millennials para ser aceptados socialmente se traduce en la cantidad de likes, número de seguidores, la obligación de contestar (y rápido). Es decir, las redes sociales exigen mucho y eso genera mayores niveles de ansiedad.

Muchos psicólogos recomiendan hacer ejercicio y terapia. También tras personas recomiendan “solo respirar”, ya que es la manera científica de engañar a tu cuerpo para que piense que las cosas están muy bien. La respiración profunda aumenta el flujo de oxígeno en el cerebro y estimula el sistema nervioso parasimpático. También, dicen que hay que hacer correr agua fría por las muñecas, ya que en diversos estudios se demostró que el agua fría reduce las concentraciones de cortisol, libera endorfinas y disminuye el ritmo cardíaco, es decir, que puede ayudar a detener un ataque de pánico.

Para Mariano Rodríguez, la propuesta del psicoanálisis permite comenzar a circunscribir algo que no está dicho, ya que “brinda al sujeto la posibilidad de poder atravesar la angustia reposicionándose frente a ella ya no como algo que lo paralice, sino como algo que cause su deseo y pueda actuar en consecuencia”.

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