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Las aguas bajan turbias en Buenos Aires

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La ciudad de 9 de julio se encuentra al noroeste de la provincia de Buenos Aires y cuenta con 47.772 habitantes. El servicio de agua se divide en dos zonas separadas por la vía del ferrocarril. La parte más antigua y céntrica de la ciudad la suministra ABSA y otro sector más humilde que se conoce como “Ciudad Nueva” se encarga la municipalidad.

Actualmente después de años de reclamos por el arsénico en el agua de 9 de Julio alrededor de 10.000 personas que viven en la zona de Ciudad Nueva siguen consumiendo agua contaminada, según datos de la intendencia y de análisis realizados para esta investigación, con riesgo de tener hidroarsenicismo, una enfermedad crónica que se produce por el consumo prolongado de este químico.

Si bien hoy la localidad de 9 de Julio posee una planta abatidora de arsénico, que ha ayudado a reducir notablemente los niveles de este metal pesado y el agua es apta para el consumo humano después de años de no poder ingerirse, este privilegio solo lo tienen los clientes de Aguas Bonaerenses.

La idea era conectar la planta a la zona de Ciudad Nueva, pero a pesar de que las conexiones están listas el intendente, Mariano Barroso, admite que todavía no se han podido poner de acuerdo con ABSA para que entre en funcionamiento por un tema de presupuesto. “Hoy ABSA quiere cobrarme $ 800.000 por mes para venderme el agua, yo no puedo pagar eso porque no tengo la plata”, afirmó Barroso.

Según los estudios encargados para esta investigación al laboratorio de la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la Universidad de Buenos Aires, se puede observar que el nivel de arsénico en la parte céntrica de la ciudad donde el agua viene de la planta es de 0,03 miligramos por litro y en la zona periférica la cual se encarga el municipio es de 0,14 miligramos por litro, mientras lo permitido es 0,05 miligramos por litro.

Jorge Daniel Stripeikis, director del Departamento de Ingeniería Química del Instituto Tecnológico de Buenos Aires, afirma que lo recomendable en zonas con alta presencia de arsénico, como es el caso de Ciudad Nueva, es ingerir agua embotellada para la ingesta directa y la cocción de alimentos, pero para el resto de las actividades de la casa se puede seguir utilizando el agua de la canilla.

La ciudad parece estar dividida en ciudadanos de primera y segunda clase, aquellos que tienen la posibilidad de consumir agua potable y los que no. La pelea por lograr un acuerdo presupuestario está incidiendo directamente en la calidad de vida de las personas de 9 de julio. El acceso al agua potable es un derecho humano según reconoció la ONU en 2010. La responsabilidad es del estado, tanto de la provincia como de la intendencia. ABSA no es una empresa privada, es mixta y el 90% de la compañía es pública.

Esta planta que le permite a la mitad de la población tener agua apta para el consumo humano surgió por la lucha inagotable por parte de los vecinos de la ciudad. En septiembre del 2010 se creó la ONG “9 de Julio, todos por el agua” a partir de un grupo pequeño de persona que empezó a crecer y a lograr grandes cambios sin apoyo alguno de las autoridades del momento.

“Lo que se logró en 9 de Julio fue gracias al respaldo de los vecinos y a los que estábamos al frente que no bajamos nunca los brazos hasta que se terminó de construir la planta”, expresó Julia Crespo quien dirige la ONG “9 de julio, todos por el agua”.

El caso fue tan emblemático que el 2 de diciembre del 2014 llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación el reclamo colectivo de los ciudadanos de 9 de Julio, que había comenzado a fines del 2010, exigiendo a la empresa ABSA el suministro de agua potable. La justicia falló a favor de los nuevejulienses y argumentó que “el acceso al agua potable es un derecho humano básico para la vida e indispensable para ejercer cualquier otro derecho”.

Entre los ciudadanos afectados por el arsénico, se encuentra Analía Canusso, a quien le diagnosticaron HACRE, una enfermedad que surge por el consumo prolongado de este metal, en el año 2007. El médico que la atendió y luego la derivó a La Plata por exigencias de la paciente era el intendente del momento, Walter Battistella, el mismo que estuvo ausente en la lucha de los vecinos por la problemática del agua. “Yo no comía, no dormía, no vivía”, expresó Canusso.

Asimismo contó que llevo un tiempo diagnosticarle esta enfermedad debido a que la confundían con fibromialgia. Cuando le comentó a su médica de La Plata lo que ocurría en su ciudad la obligaron automáticamente a hacerse análisis de orina para ver si tenía presencia de arsénico. El resultado obtenido fue de 62,2 microgramos por litro mientras el límite era de 44,6 microgramos por litro.

Analía confesó que hoy vive el día a día como el cuerpo se lo permite y que ya está acostumbrada a vivir así. También agregó: “Es muy indignante, porque el que te tendría que cuidar que es el estado te está enfermando”.

El costo de consumir agua potable

Según la Organización Mundial de la Salud se precisan entre 50 y 100 litros de agua por persona al día para satisfacer las necesidades humanas más básicas.

• En promedio los habitantes que no tienen acceso al agua potable deberían gastar $100 para adquirir un bidón de 20 litros de agua apta para consumir.

• En lo que respecta al tratamiento de aguas, si los vecinos quisieran comprarse un filtro purificador de la marca Pura, que es la que se vende en la ciudad, cuyas funciones son reducir los niveles de arsénico así como eliminar sabores y olores tendrían que gastar $7290.

• Por otro lado el costo es aún mayor si buscan obtener un purificador de agua por osmosis inversa Pura que elimina del agua todos aquellos compuestos dañinos para la salud, entre los que se encuentran: arsénico, flúor, cloro, virus y bacterias, nitratos y nitritos, dejando los minerales que son beneficiosos para nuestro organismo, obteniendo así agua con bajo contenido de sodio la inversión sería de $15900.

Publicado el 21 diciembre de 2018

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