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Ganadería: Un nuevo sistema productivo se consolida al compás del aumento de las exportaciones

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Compartilo

Mientras el costo financiero pone en jaque al sistema puramente pastoril y la devaluación encarece al proceso del feedlot, aparece la tercera opción.

Los productores ganaderos miran con buenos ojos una vía alternativa a las dos tradicionales: la producción integral. Se trata de un sistema integrado, que combina la recría con el engorde a corral. En un contexto de mayores exportaciones de carne vacuna (según el IPCVA -Instituto de Promoción de Carne Vacuna- 750 mil toneladas por un valor estimado de más de 4.000 millones de dólares en 2019), este planteo mixto genera, no solamente una mayor estabilidad a lo largo de los años, sino además, una rentabilidad hasta cuatro veces superior que la de las otras dos actividades por separado.

Novillos “Angus” argentinos

Estos datos cobran aún mayor importancia con el anuncio del ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la nación, Luis Miguel Etchevehere, de que China habilitó 19 frigoríficos más, entre ellos, cinco de carne vacuna. De esta manera, más del 70% de las exportaciones de carne de vaca, tienen como destino al gigante asiático.

El gran aumento de la demanda internacional hace que la producción alcance niveles históricos en 2019 y la Argentina se convierta en el sexto productor mundial.

En adición a lo que significa el ingreso de dólares, esta actividad trae inversión, generación de empleo y de valor agregado, ya que funciona como una industria a cielo abierto. En la actualidad, los procesos de producción se han intensificado y se han incorporado nuevos componentes a la dieta de los bovinos.

Existen muchos sistemas de producción, entre los que siempre se han destacado el sistema pastoril, que consiste en utilizar pasturas y verdeos, y el feedlot, a base de raciones de alto nivel de grano y subproductos industriales. Aproximadamente el 50% de los productores optan por esta última modalidad.

El primero comienza cuando el ternero es separado de la madre (destete) con un peso de entre 150kg y 180kg, hasta la terminación, con un peso de entre 380kg a 440kg. Este proceso tiene una duración aproximada de 18 a 22 meses a partir del destete. En cuanto a calidad, la carne de los novillos terminados a pasto contiene más proteína y menos grasa y colesterol.

En el caso del feedlot, los terneros destetados se encierran en un corral (con un peso semejante), y en base a dietas más energéticas, llegan a un peso final de aproximadamente 320kg en 4 meses. Se trata de un negocio corto, con una alta rotación del capital, lo que contrasta con el sistema anterior.

Foto: Revista RIA-INTA

Según Miguel Gorelik, director del sitio especializado Valor Carne, “en el pastoreo, el productor tiene un costo financiero de mayor incidencia en el resultado final, pero en el feedlot existe un mayor costo instantáneo, que es la alimentación. La alimentación a grano es mucho más cara que la alimentación a pasto, sobre todo si la conversión no es adecuada”.

Otra variante que le da gran volatilidad al resultado económico del feedlot es el hecho de producir el alimento propio, ya que de esta manera se ahorra un 20% en los gastos de comercialización. Esto cobra una mayor importancia relativa en una situación como la actual, en la que hay grandes fluctuaciones del dólar.

Entonces ¿Cuál de los dos garantiza los mejores resultados económicos y financieros?

Como vemos, ambos presentan sus ventajas y desventajas. Pero, como se mencionó con anterioridad, existe un tercer sistema que integra a ambos, y que es capaz de generar resultados económicos positivos con mayor estabilidad. Se trata de combinar una recría larga sobre pasturas permanentes en lotes ganaderos con una terminación a corral, con raciones de alto nivel de grano. Este proceso tiene una duración aproximada de 12 a 14 meses a partir del destete.

El sistema que integra al pastoril con el feedlot, gana terreno entre los productores por su mejor rendimiento

Según un estudio realizado por la consultora Elizalde & Riffel, entre los años 2011 y 2018, el margen bruto promedio para el feedlot fue de 46 U$S/cabeza, con algunos años de quebranto (2011 y 2012) de -30 U$S/cabeza. En cambio, el modelo integrado mejoró significativamente los márgenes promedio (229 U$S/cabeza) y aseguró un margen bruto mínimo de 104 U$S/cabeza.

Además, este tercer sistema generó las mejores rentas mensuales, especialmente cuanto más larga es la etapa de la recría. La renta promedio fue 3,9% mensual con un máximo de 7,2% en el 2018, mientras que, en el feedlot, el promedio mensual fue de 2,4% con un máximo de 6,5% en el año pasado.

Hoy en día, con la demanda constante de carne y las altas tasas de interés, el sistema puramente pastoril está en decadencia. En el caso del feedlot, no ocurre lo mismo. Aún gran parte de los productores optan por desarrollar la actividad de esta manera. Sin embargo, pareciera ser que su época de auge (2015) ya ha culminado, y que se da una nueva tendencia. Los mayores beneficios y mejor rendimiento, hacen que el modelo integrado se comience a transformar en el nuevo escenario de la producción de carne vacuna.

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