Punto Convergente

El viejo continente, como si fuese un espejismo, sigue atrayendo a muchos jóvenes argentinos

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La recesión económica de los últimos años llevó a muchos jóvenes a emigrar en busca de un futuro más promisorio. La pandemia no fue un freno y continuó el flujo migratorio de argentinos, especialmente a España. La realidad muestra que en Europa el empleo es un objetivo de difícil acceso, más aún cuando se trata de extranjeros.

A raíz de la desconfianza en el peso e incertidumbre económica, muchos argentinos han tomado la decisión de irse del país. El número de migrantes se fue incrementando a lo largo de los últimos años y la cifra es aún mayor entre los jóvenes. La consultora Innovación, Política y Desarrollo (IPD) incluyó en su encuesta de octubre 2020 una consulta sobre esta temática. El relevamiento tomó 2200 casos de once provincias argentinas y la Capital Federal. En el mismo, más de la mitad (51%) admitió que se iría del país en caso de tener la oportunidad de hacerlo.

El 43% dijo que no se iría incluso de tener chance de hacerlo y el 6% aseguró que no sabe cuál sería su decisión. Como es lógico, son los jóvenes los que mayoritariamente tienen la opinión de migrar al exterior: el 71% de los participantes de entre 16 y 25 años dijo que se marcharía su tuviera la posibilidad de irse del país, al igual que el 66% de los de entre 26 y 35 años y el 57,8% de los de 36 a 45.

La Argentina inigualable

Por otro lado, los dos principales destinos elegidos fueron Uruguay y España. Tal es el caso de la familia Bartolomeo, que se fue al país europeo a principios de año: “La decisión por la cual nos fuimos a Valencia son muchas, pero la central es que Argentina no es ni siquiera un país normal, no es un país. Por sus altos niveles de inseguridad, seguido por su inflación y por su estado de tensión civil. Argentina tiene todos esos problemas y encima potenciados”, afirma Andrés Bartolomeo.

El joven de 25 años asegura que lo único que extraña de Argentina “son los afectos obviamente y también el fútbol. Somos muy futboleros. Somos hinchas de Huracán y vivíamos en Parque Patricios. Extrañamos el hecho de ir a la cancha”. Sin embargo, Camila Gonzalo fue a Málaga, España, a fines del año pasado para hacer un intercambio estudiantil y terminar su tesis y señala que “luego de unos meses viviendo en el extranjero, empezás a extrañar y a sentir una nostalgia que ni una buena paella puede tapar. Argentina es un lugar único pese a quien le pese”, cuenta la estudiante de Bioingeniería del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).

“Las costumbres argentinas como tomar mate, hablar de política, saludar con un abrazo y la sobremesa eterna podrán imitarse en el extranjero, pero nunca igualarse”, indica la chica de 26 años. Señala también que los primeros días no extrañó, pero luego comenzó a sentir la nostalgia: “Los amigos, la familia, el saludo de un vecino, las caras conocidas en la calle, escuchar conversaciones ajenas en el transporte público. Nadie te avisa que se extraña. Aunque en España se habla castellano, no es lo mismo”.

Camila Gonzalo en Málaga, España

En cuanto al estilo de vida que llevan en Valencia, España, Andrés afirma que económicamente están mejor: “El sueldo mínimo acá son mil euros. En mi caso trabajo el mínimo, que son 32 horas por mes, para poder llegar a los mil euros, que son muchísimos más pesos de lo que es un sueldo mínimo en Argentina. En ese sentido se podría decir que nos va mejor. Pero también nos va mejor en otras cosas”.

“Acá salgo a la calle y no me sucede nada. Nadie me asalta, no asesinan personas por un celular. Voy a una facultad que me parece muy superior al nivel educativo que tuve en Argentina en todos los aspectos. No hay inflación, los precios no suben y te das cuenta de que tu dinero vale. Tus ahorros valen y no tenés la preocupación de cambiarlos a otra moneda”, agregó Andrés.

Andrés Bartolomeo se fue junto a su familia a Valencia, España, a principio de año

Un relevamiento pre pandemia de la UADE señaló que las principales razones por las que los argentinos se van del país son: las crisis económicas recurrentes, la búsqueda de mejores posibilidades de desarrollo profesional, la alta presión tributaria y la inseguridad. Este estudio fue realizado entre habitantes de la ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires de nivel socioeconómico medio-alto con un promedio de edad de 32 años. El 75% de los encuestados evaluó la posibilidad de emigrar del país.

Extranjeros al final de la cola

Sin embargo, buscar trabajo en el exterior no es algo tan simple para todas las personas. “El interés en irse no necesariamente se corresponde con una demanda del otro lado. Del dicho al hecho, hay mucho espacio. Afuera hay crisis de empleo, donde muchos países priorizan el talento local que está desempleado”, explicó el especialista en búsquedas ejecutivas Matías Ghidini, de la consultora Ghidini-Rodil.

En el caso de la familia Bartolomeo, lograron abrir dos locales de pizzas, otro de tecnología y uno de belleza en conjunto con otra familia. “Hay más posibilidades de trabajo acá que en Argentina por el simple hecho de que acá la economía está más desarrollada. El empleador tiene más ganas de contratar que en Argentina. Ahora conseguir trabajo en medio de la pandemia es más complicado, pero no imposible. He hecho amigos y así como dejaron trabajos, consiguieron otros”, explica Andrés.

De acuerdo a los datos publicados por la ONU a fines del 2019, la Argentina tiene 1.013.414 emigrantes, lo que representa un 2,27% de su población. A medida que pasan los años, desde 1990 el número de migrantes al exterior fue en aumento. Adentrados en los 2000, la cifra de personas que se iban afuera ya superaba el medio millón y, veinte años después, el número ya sobrepasa el millón.

Sobre tiene pensado volver al país, Andrés Bartolomeo afirmó: “A vivir no voy a ir nunca más porque, para mí, Argentina dejó de ser una nación. Ahora en este momento es un conjunto de personas que más o menos están organizadas e intentan vivir el día a día. Pero Argentina ya perdió el concepto de ser una nación porque hace años que está en un estado de guerra civil encubierto porque o sos de un lado o sos del otro. Hay una guerra constante por eso y no podemos salir de ese círculo. Creo que ya no tiene vuelta atrás”.

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