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El doble abandono, la otra cara de la adopción en Argentina

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En Argentina el 20% de los niños adoptados son devueltos, según el Ministerio Público Tutelar. ¿Falta de preparación psicológica por parte de los padres adoptivos? ¿El juzgado miente al informar ciertas patologías del chico a adoptar o simplemente no se logran establecer vínculos?

A pesar de que la adopción en Argentina es un proceso complejo, el Ministerio Público Tutelar (MPT) registró 61 devoluciones sobre un total de 300 adopciones entre 2018 y 2019.

“Muchas veces se debe a la fantasía que han puesto los padres en la adopción, sueñan con un estereotipo de niño y no pueden manejar la frustración que les causa la realidad”, explicó Mara Maddalena, psicóloga social especialista en adopción. “Tienen que tener en cuenta que el niño no es un souvenir”, agregó la licenciada.

“Una pareja adoptó tres hermanos, se los llevaron de vacaciones, estaba todo bárbaro. Al mes los devolvieron”, contó Marcela Fosabril, abogada y asistente del Hogar Asunción de la Virgen. Y añadió: “Nos dijeron que no se podían adaptar a los chicos, que les demandaba demasiado tiempo, pensaban que iba a ser de una manera y después fue de otra”.

Los hogares están acostumbrados a escuchar este tipo de historias. La solución más fácil ante esa frustración es la devolución del niño. No hay tolerancia, ni responsabilidad.

En general, las problemáticas que suelen surgir en la adopción se debe a una cuestión de los padres, no de los niños. “El adulto es el que tiene que ir formando el vínculo de acuerdo al chico que le ha tocado, con los tiempos del niño”, afirmó Maddalena.

La psicóloga social agregó que a la hora de armar un vínculo, entra en escena la relación que cada padre adoptivo tuvo con sus propios padres, la relación entre los padres adoptivos, no es lo mismo padres juntos que separados, y cómo los hijos biológicos transitan la llegada del nuevo integrante. Cuando alguno de estos motivos no logra ser superado, el vínculo se quiebra y no hay vuelta atrás.

A su vez, muchos casos surgen a partir de una patología del chico que no fue advertida a la hora de adoptar. Los padres en espera suelen ser muy pretenciosos, 84% no quieren adoptar un niño que tenga problemas de salud, según informó el MPT.

El juzgado es el encargado de especificar las condiciones del niño a adoptar, sus trastornos y enfermedades. “Hay muchos juzgados que para sacarse a los chicos de encima, mienten y ocultan ciertas patologías”, declaró Liliana Grispo, abogada especialista en adopción y miembro del Poder Judicial.

Sin embargo, no siempre el problema es de los padres o de la justicia. Hay casos en los que el niño no se puede adaptar a la familia. Hay problemas que provienen de sus familias biológicas. “Muchos chicos llegan al los hogares porque sufrieron maltrato de todo tipo, a ese chico le cuesta un montón reinsertarse”, explicó Maddalena.

“El individuo humano se constituye a partir de su historia de vida, por lo tanto lo que nos pasa nos deja una marca”, expresó Analía Masulli, psicóloga del Hogar María Luisa. Es así como el caso de Claudia, niña que fue adoptada junto a su hermana, por Silvia Del Valle López y fue devuelta a los pocos días por su propia voluntad.

“Teníamos que ir cada tres meses a llevar a las nenas al juzgado para que hicieran un control de salud física y mental. En la cuarta visita, ya habíamos firmado todos los papeles, cuando en un momento Claudia se puso a llorar y pidió hablar con la jueza”, contó Silvia. En esa línea agregó: “le dijo que ella se quería quedar en Corrientes, que nosotros nos quedáramos con Katy (hermana) ya que la íbamos a cuidar bien, pero que ella necesitaba cuidar a su mamá”.

Silvia explicó que la nena no quería ser adoptada, porque ella sentía que abandonaba a su mamá. La madre biológica tenía oligofrenia social, el rol de mamá lo ocupaba Claudia, se hacía cargo de sus hermanos con tan solo 10 años. Además, sabía que no podía dejar a su familia en ese calvario, ellos vivían en la casa de su abuela y cada tanto los echaba y volvían a dormir en la calle.

“Después del episodio en el juzgado, tratamos de contener a Claudia pero a los 10 días la situación empeoró, llamamos a la jueza y le dijimos que queríamos hacer una devolución” dijo Silvia. “Hicimos todo lo que pudimos pero la nena no quería estar con nosotros, se escapaba, no comía, lloraba” añadió.

“Es muy extraño que suceda esto, generalmente los niños son los primeros en adaptarse, ellos están tan ansiosos de tener una familia que no quieren volver”, opinó la abogada Fosabril.

Doble abandono

Detrás de la devolución hay una cruda realidad, sufrimiento y frustración del niño al ser rechazado por segunda vez, la imposibilidad de proyectar un futuro en familia, tristeza por parte de los padres adoptivos al haber fallado, y el trabajo de acompañamiento que debe hacer el equipo de profesionales para repuntar esta situación.

“Los padres adoptivos dejan a los chicos en el hogar y a partir de ahí hay un gran trabajo del equipo para poder reincorporarlos”, explicó la abogada Fosabril. “La verdad es que la pasan mal, ellos quieren volver con esos supuestos padres” continuó.

Según el MPT, el 67% de los chicos devueltos tienen entre 9 y 17 años. Son conscientes de todo lo que sucede, es por esto que muchas veces se generan traumas irreversibles. “Les genera una sensación desvalimiento, un aumento de la baja autoestima, inseguridad, desconfianza y desamparo” aclaró la psicóloga Masulli. “En fin, la rememoración del abandono y en consecuencia la revictimización” prosiguió.

El autoestima del niño se trabaja de a poco, Maddalena aseguró que lo único que fortalece el autoestima es el amor, no hay otra medicina. El afecto diario es lo que va a fortaleciendo y armando la estructura.

Si bien el peor vacío y dolor lo padecen los niños, los padres adoptivos también sufren. “La vida después de llevar a Claudia fue terrible porque uno no adopta para devolver” contó Silvina con lágrimas en los ojos. Siguió: “es el día de hoy que sigo sin estar aliviada, pasaron 8 años y me sigo preguntando si tomé la decisión correcta”.

En general las familias, además de la asistencia social que les brinda el Estado, recurren al apoyo psicológico para poder seguir adelante con sus vidas.

El rol de la Justicia

El juzgado interviniente es el encargado de hacer un seguimiento de la adopción. Excepcionalmente, cuenta con la colaboración del registro de aspirantes local y/o del organismo administrativo. Ellos son quienes deben actuar cuando las adopciones fallan. Toman la última decisión.

No existe hoy en día penalización para un padre/madre negligente u abandónico. Ante las devoluciones no hay sanciones claras, “ya que se evalúa nuevamente a los postulantes, quienes tienen la posibilidad de volver a formar parte de la nómina de pretensos adoptantes, a pesar de la devolución previa” explicó Grispo, miembro del Poder Judicial.

Las leyes que amparan a los niños con las provistas por el Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN), la Convención Internacional de Niños y Niñas, el Tratado de Beijing, entre otros. Si bien estas leyes garantizan el resguardo del niño, estas resultan insuficientes en relación a estas problemáticas.

¿Cómo prevenimos que suceda esto?

Todos los especialistas concuerdan en que el problema es cultural, más allá de las reformas que se quieran realizar en la Constitución, hay una falta de responsabilidad y conciencia sobre el valor de un niño. No es un objeto, es un ser humano que tiene emociones, que sufre.

“La problemática reside, en mí opinión, a la falta de acompañamiento a los padres adoptivos, además de las particularidades de cada caso”, dijo la psicóloga Masulli.

Y continuó: “La falta de acompañamiento terapéutico para trabajar sobre las expectativas del hijo anhelado que surgen en las fantasías de los padres y la realidad del niño que reciben”.

El apoyo psicológico y el seguimiento del juzgado es muy precario. “El proceso ideal es el de Estados Unidos, los padres son estudiados desde todo punto de vista, hay más protección sobre el niño”, aseguró Maddalena.

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